Bruselas, 5 feb (EFE).- La Fiscalía de Bélgica solicitó este lunes 20 años de prisión, con 13 de cumplimiento obligado, para Salah Abdeslam, el único yihadista vivo de los atentados de París en noviembre de 2015.
A Salah Abdeslam se le juzga en Bruselas por un tiroteo con la Policía cuatro meses después de los ataques en la capital francesa.
El Ministerio Público acusa al franco-marroquí de 28 años, y a su cómplice, el tunecino de 24 años Sofien Ayari, de intento de asesinato terrorista, que prevé penas de hasta 20 años de prisión.
El Tribunal Correccional les juzga por un tiroteo con la Policía ocurrido el 15 de marzo de 2016, en el que tres agentes resultaron heridos y fue abatido un tercer terrorista, el argelino Mohamed Belkaid, de 35 años.
"Es un milagro que no haya habido muertos", dijo Grosjean, quien recordó que el tiroteo se produjo en un edificio habitado.
La fiscal explicó que, durante el asalto, Belkaid se quedó en el piso disparando contra los agentes para morir como "mártir", mientras Abdeslam y Ayari escaparon por detrás con "un arma, dos cargadores, un teléfono con las coordenadas de los otros miembros del grupo con la intención de salvar el pellejo y continuar con su combate".
Belkaid fue abatido por un francotirador y en el interior de la vivienda se encontró un segundo fusil de asalto, además del que se llevaron los prófugos, así como una bandera del grupo terrorista del Estado Islámico y "libros religiosos radicales".
Los terroristas estaban escondidos en un "apartamento conspirativo" desde donde pretendían "desestabilizar el país", y utilizaron las dos armas en su intento de escapar de la policía.
El Ministerio Público sostiene que no es posible que una misma persona sujetara y disparase simultáneamente ambas "armas de guerra" ni que una sola persona tuviera tiempo para ir cambiando de fusil.
En su opinión, el segundo tirador fue Ayari y no Abdeslam, pues se encontraron restos de su ADN en el gatillo y en los cargadores, si bien es imposible establecerlo con certeza.
"En el plano jurídico no tienen ninguna importancia" porque se considera a ambos "coautores" del tiroteo, agregó la fiscal, quien subrayó que los acusados no han mostrado remordimientos.
Ayari, por su parte, señaló que se encontraron sus restos genéticos en el arma porque la había tocado antes del tiroteo.