El juicio contra un exenfermero, diácono en una diócesis en la región belga de Flandes, se abrió este lunes ante un tribunal de Brujas (noroeste), acusado de asesinar a decenas de personas.
Ivo Poppe, de 61 años y apodado por los medios de comunicación como el "diácono de la muerte", podría ser uno de los peores asesinos en serie de la historia de Bélgica.
Este hombre fue detenido y encarcelado en mayo de 2014, después que su psiquiatra informara a la justicia de sus confidencias, según las cuales, habría "practicado la eutanasia activamente a decenas de personas".
Tras confesiones parciales durante la investigación, el hombre se retractó y niega ahora los hechos reprochados, es decir "al menos diez" asesinatos, entre ellos de su propia madre, de otros tres allegados y de dos pacientes, según la acusación.
La lista, sin embargo, podría ser más larga, máxime cuando Poppe, casado y padre de tres hijos, trabajó durante unos treinta años en un hospital de Menin (sur), cerca de la frontera francesa.
Primero lo hizo como enfermero, en los años 80 y 90, antes de realizar visitas pastorales hasta 2011 tras ser ordenado diácono.
En total, la investigación estudió una lista de al menos medio centenar de muertes sospechosas, establecida a partir de notas del acusado que tenía una lista de los muertos en el establecimiento.
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La mayoría de sus presuntas víctimas murieron por inyección de aire en las venas. Durante la investigación, aseguró que actuaba "por compasión, para ahorrar sufrimiento físico y psíquicos" a los fallecidos, en su mayoría ancianos.
Sus abogados Mes An Govers y Filip De Reuse aseguraron el lunes que su defendido se mostró en todo momento cooperativo con los investigados, a pesar de la dificultad de "recordar" todas las "eutanasias activas", según los medios.
Ambos llamaron también a la prudencia respecto a las notas de agenda, en las que apuntaba un gran número de muertes con pequeñas cruces inscritas junto a nombres y fechas, un procedimiento considerado por algunos como una reivindicación de los crímenes.
"No es un palmarés", indicó An Govers, recordando que también había mencionado de esta manera la muerte del rey Balduino en 1993.
La primera muerte que se le imputa a Poppe ocurrió en 1978 y la última en 2011. Esta corresponde a la de su madre, que murió a la edad de 89 años cuando padecía depresión. Sus médicos desmienten que ella solicitara la eutanasia, como sostiene su hijo.
En Bélgica, la eutanasia activa está autorizada desde 2002 para los pacientes que sufren un mal incurable y que han realizado su solicitud de forma "voluntaria, meditada y repetida".