Los diputados británicos inician este miércoles la última sesión para examinar el proyecto de ley de retirada de la Unión Europea, que debe poner fin a la supremacía del derecho europeo, lo que pondrá de manifiesto la relación de fuerza entre los parlamentarios y el Gobierno.
La sesión de debates anterior estuvo marcada por una derrota de Theresa May, que solo cuenta con una estrecha mayoría en la cámara de los comunes.
Once diputados conservadores votaron con la oposición y lograron que el Parlamento tenga que ratificar por votación los términos del divorcio de la UE, en contra de lo que quería el Gobierno.
En el octavo día de debate en sesión plenaria, el Ejecutivo quizá se vea obligado a aceptar un compromiso para evitar más desaires, en esta ocasión por el texto que fija la fecha del Brexit en el 29 de marzo de 2019.
Una disposición rebatida incluso en las filas de las Partido Conservador, pues algunos diputados consideran que fijar una fecha con antelación podría debilitar la posición de Londres en las negociaciones con Bruselas, o incluso impedir la conclusión de un acuerdo.
Alemania homenajea a las víctimas del ataque de Berlín un año después
Tres diputados tories presentaron una enmienda para mantener la fecha en el 29 de marzo de 2019 pero autorizando un eventual aplazamiento en el caso de que las negociaciones con los 27 miembros de la UE tengan que prolongarse más allá de esa fecha. Su propuesta obtuvo un gran respaldo entre los conservadores, y el Gobierno no parece poder oponerse.
El examen exhaustivo del proyecto de ley, que terminará el miércoles por la noche, ha puesto en relieve la fragilidad del Gobierno, justo cuando tiene que iniciar unas negociaciones clave con Bruselas sobre su relación después del Brexit.
– ¿Qué relación habrá? –
Theresa May logró el acuerdo de los 27 para que las conversaciones sobre la futura relación entre su país y la UE empiecen dentro de poco. Pero todavía le queda lo más difícil por hacer, mientras que el tiempo apremia para definir su posición sobre el periodo de transición que desea después del Brexit, así como el tipo de relación comercial.
May reunió el martes a sus ministros para una primera reunión dedicada a estas dos cuestiones. Los miembros del Ejecutivo comparten el objetivo de obtener «un acuerdo que garantice las mejores condiciones comerciales posibles con la UE y que, al tiempo, facilite acuerdos ambiciosos con terceros países», indicó un portavoz después de la reunión.
Pero el Gobierno sigue estando muy dividido entre los que defienden una ruptura clara con la UE y los que reclaman un Brexit más blando, con el fin de privilegiar los intercambios comerciales.
Gane la opción que gane, los dirigentes europeos advirtieron que el Reino Unido no podrás dejar la unión aduanera o el mercado único y pretender continuar sacando beneficios.
«Para tener la mejor relación con la UE, hay que estar dentro», avisó el negociador jefe de los 27, Michel Barnier, en una entrevista publicada el martes por varios diarios europeos. «Pero en la actualidad no estamos trabajando en esta opción».