Al menos 19 muertos, varios desaparecidos, 17 heridos e incalculables daños materiales han sido las consecuencias, según un recuento provisional, que han dejado las lluvias torrenciales caídas ayer en varios municipios de la región capitalina de Ática, en el oeste de Atenas.
El balance de las inundaciones mortales que golpearon la periferia oeste de Atenas se agravó el sábado, ascendiendo a 19 muertos tras la identificación de tres nuevos cuerpos, informaron las autoridades.
Hasta el viernes por la noche, el balance de las inundaciones era de 16 muertos y seis desaparecidos.
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Dos hombres aparecieron flotando en el mar, junto al puerto de Eleusis, a tan solo 18 kilómetros al oeste de Atenas, y otros dos en una gasolinera que había quedado aislada por la lluvia, y a la que los bomberos intentaban acercarse en helicóptero. Otras 17 personas resultaron heridas fueron trasladadas a diversos hospitales. Los bomberos, que rescataron a 86 personas, pudieron sacar ilesas en Mandra a varias personas de sus casas, así como a los 12 pasajeros de un autobús que había quedado bloqueado en una carretera inundada. Las fuertes lluvias y desprendimientos de las montañas cercanas convirtieron las calles y carreteras en potentes torrentes que se llevaron por delante todo lo que se interponía en su camino.
"Los cuerpos de tres hombres descubiertos el sábado, de 28, 58 y 35 años, fueron identificados por sus allegados. Seguimos buscando a por lo menos tres personas desaparecidas", declaró a la AFP Nikos Papaefstathiou, director del centro nacional operacional de salud.
Dos de las tres víctimas fueron halladas por la policía portuaria en el golfo de Eleusis, cerca de Mandra, una de las tres localidades golpeadas por estas inundaciones provocadas por lluvias torrenciales.
La desolación y la desesperación seguían reinando el sábado en Mandra y Nea Peramos, donde al menos 2.500 viviendas y comercios fueron devastados el miércoles, según las autoridades locales.
"Desde hace tres días no hay tiendas abiertas en Mandra, no tenemos agua, no nos hemos lavado desde el miércoles", se lamentaba Evanguelos Peppas, cuyo comercio sufrió importantes daños materiales.
La mayoría de víctimas murieron ahogadas, arrastradas por el agua y el barro, o bloqueadas en sus vehículos o en subsuelos.