La brutal paliza que recibió una mujer británica por parte de su entonces pareja, un boxeador de 35 años, causó impacto en las redes sociales por la publicación de las fotos del rostro de Sara Wheatley luego de la golpiza, pero la indignación fue mucho mayor luego de conocerse que el agresor se considera la víctima de la situación.
Según el testigo de la mujer, Russell Mason la atacó sorpresivamente cuando ella estaba usando su celular en el baño de un hotel de Birmingham luego de acostar a sus hijas, de 2 y 5 años.
Luego del primer reclamo de celos, la mujer casi no recuerda más de la escena, pero las fotos son elocuentes. El rostro, hinchado, quedó prácticamente irreconocible.
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«Cuando me desperté, me arrastró a la habitación y me siguió golpeando», relató. El sujeto había estado bebiendo vodka toda la tarde, contó la mujer.
Mason fue condenado por la justicia británica, pero Wheatley no lo consideró un consuelo, sino una mala broma. El entrenador de box recibió en octubre una sentencia de 20 meses en prisión. «Se preguntan por qué la gente no denuncia. Simplemente parece que no hay justicia», lamentó.
Incluso, el agresor ha manifestado que se considera la víctima de la situación, según reveló Zoe Dronfield, una activista contra la violencia doméstica que lo entrevistó. «Aseguraba ser un padre separado de sus hijos. Es importante reconocer a los abusadores en estos casos, no es raro que cambien la perspectiva y se victimicen», indicó.