La situación de los incendios forestales en el sureste de Francia seguía siendo "intensa" aunque en vías de mejorar, según el primer ministro Edouard Philippe, pero el fuego seguía avanzando el jueves en Portugal.
Además de las 10.000 personas evacuadas en el departamento de Var el miércoles, más de 7.000 lo fueron en otras zonas del sureste de Francia y en Córcega.
Los socorristas lucharon contra las llamas por tercer día consecutivo. En total, se desplegaron 4.000 hombres, respaldados por 19 aviones cisterna.
En la turística zona de Bormes-les-Mimosas, cuya población se duplica o triplica en verano, entre 10.000 y 12.000 personas fueron evacuadas de sus casas y campamentos por la noche. Sin embargo, el miércoles por la noche el fuego estaba "quedando bajo control", indicó el representante estatal en la región, Stéphane Bouillon.
El incendio devastó 1.300 hectáreas y movilizó a más de 550 bomberos. Otros fuegos se desataron en Croix-Valmer y en el departamento vecino de Bouches-du-Rhône, en el pueblo de Carro donde fueron evacuadas 400 personas, así como en Peynier, al noreste de Marsella.
Rescatan a 58 refugiados al sur de Grecia
En Córcega, el fuego destruyó cerca de 2.000 hectáreas y según los bomberos el incendio "está estabilizado, pero no controlado".
Francia solicitó dos aviones cisterna Canadair adicionales en el marco de la ayuda europea.
Las llamas siguieron además avanzando en el centro de Portugal, apenas cinco semanas después del devastador incendio que dejó 64 muertos y más de 200 heridos en la misma zona.
Alimentados por el viento y el calor, los incendios siguieron avanzando la noche del miércoles. El foco más intenso se registró en la comuna de Serta, en la región de Castelo Branco, y movilizó a más de 1.000 de los 4.000 bomberos que operan en todo el país para intentar frenar el avance de las llamas.
"No logramos controlar las llamas, que avanzan sobre cuatro o cinco frentes", deploró el alcalde de Maçao, Vasco Estrela, a unos treinta kilómetros más al sur.
Poco antes de la medianoche, las llamas se encontraban a las puertas de esa localidad portuguesa de 2.000 habitantes, constató un periodista de AFP.
"Todos los ingredientes están reunidos para que terminemos con incendios de trágicas dimensiones. Nuestros bosques se encuentran en estado de gran abandono, hay demasiados pinos y eucaliptos", deploró el primer ministro portugués Antonio Costa.