Londres, 17 jul (EFE).- El neurólogo estadounidense Michio Hirano visitó hoy al bebé británico Charlie Gard, enfermo terminal y al que sus padres quieren mantener con vida artificialmente en contra de la opinión médica en el Reino Unido, confirmó el hospital londinense que trata al pequeño.
El especialista en miopatías y enfermedades mitocondriales del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York, examinó al niño y se reunió con los doctores que le atienden en el hospital Great Ormond Street de Londres, que abogan por desconectarle de las máquinas que lo mantienen vivo al concluir que no tiene perspectivas de mejorar.
Hirano, al que se ha facilitado un contrato laboral "honorario" para poder ejercer sus funciones, ha ofrecido a los padres del bebé de once meses administrar un tratamiento experimental, que -asegura- arroja un "10 % de probabilidad de fortalecimiento de los músculos" y de una "pequeña pero significativa" mejora de la función cerebral.
Charlie padece el síndrome de depleción de ADN mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos, hasta que el cuerpo sufre un fallo respiratorio total.
El niño no tiene actualmente ninguna función activa, pero sus padres, Connie Yates y Chris Gard, afirman que "no está sufriendo" y quieren proseguir su tratamiento con Hirano en EEUU, una opción que anteriormente descartaron los tribunales británicos y europeo, que determinaron dejarle morir "con dignidad".
El doctor estadounidense examinará al niño hoy y mañana para valorar si puede ser positivo trasladarlo a su país.
Posteriormente, en una próxima audiencia, el juez del Tribunal Superior británico Nicholas Francis deberá decidir, en base a esta y otras informaciones, si autoriza que el menor sea mantenido con vida para ser trasladado y tratado en EEUU.
El tipo de terapia de nucleósidos propuesta por Hirano y unos pocos expertos internacionales, entre ellos dos españoles, no ha sido probada ni siquiera en ratones.
La madre, que ha sido autorizada a asistir a las reuniones entre los médicos, sostiene que "merece la pena" testarla en su hijo, aunque las posibilidades de éxito sean muy bajas.
Francis, de la División de Familia del Tribunal Superior de Londres, ya falló anteriormente a favor del hospital de Great Ormond Street -como también el Supremo y la Justicia europea-, pero ha vuelto a revisar el caso a petición de este mismo centro.
El hospital regresó al Superior el 10 de julio después de que los padres presentaran varias opiniones médicas, incluida la de Hirano, favorables a probar en el niño esa terapia de nucleósidos, con el argumento de que habían surgido nuevas pruebas sobre su relativa eficacia.
Se prevé que el juez se pronuncie dentro de unos días sobre si las nuevas pruebas de las que habla Hirano justifican que el bebé sea mantenido con vida y trasladado a otro país para recibir el tratamiento.
Yates y Gard, residentes en Londres, han protagonizado una intensa campaña internacional para lograr que su hijo pueda seguir siendo tratado y han contado con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el papa Francisco.
La pareja ha recaudado medio millón de firmas en apoyo de su causa y 1,3 millones de libras (1,5 millones de euros) para financiar el tratamiento del niño en un hospital estadounidense o de otro país.