Corría el 12 de junio de 1942 cuando Ana Frank recibió como regalo de cumpleaños, de parte de sus padres, un “diario de vida” de tapas duras y llamativos cuadros rojos de adorno.
Nada hacía suponer que ese cuaderno guardaría uno de los registros más conmovedores de las atrocidades vividas durante la Segunda Guerra Mundial, el que fue escrito de puño y letra por esa niña que recién alcanzaba los 13 años de edad.
Al cumplirse 75 años de aquella fecha, Ámsterdam (Holanda) recuerda a la adolescente judía y su legado de humanidad con una serie de actividades, todas programadas en torno a la casa que alguna vez ocultó a la joven y su familia por largos dos años antes de ser capturados por los agentes nazis.
En el Departamento de Europa de COCHA comentan que “la casa que sirviera de refugio para Ana Frank y su familia hoy está convertida en un completo museo donde es posible ver el escondite que utilizó la joven junto a su familia, entre otros elementos. Está ubicado en el corazón de la ciudad, a pocos minutos de la estación central y el Palacio Real de Ámsterdam”.
La llaman “la casa de atrás”, ya que era un pequeño anexo a la fábrica propiedad de Otto Frank, su padre, quien tras fracasar en dos intentos por huir del país decidió ocupar el inmueble como escondite para no ser víctima de la cruenta ocupación alemana.
El histórico edificio está ubicado en la calle Prinsengracht y en la actualidad recibe a miles de visitantes provenientes de todo el mundo y que de una u otra manera mantienen vivo el mensaje de Ana. Según indicaron sus administradores, tan solo en 2016 recibieron 1 millón 200 mil personas.
Para llegar al escondite se debe subir por una escalera de madera que cruje con cada paso que se da. Al final de esta se puede observar el mueble que hacía de biblioteca y que ocultaba eficientemente una entrada secreta al mundo de la joven.
Luego se debe cumplir con un itinerario fijo que va de habitación en habitación con un relato pormenorizado de los hechos que ahí ocurrieron y que dan cuenta de la dura vida que tuvo que enfrenta la joven junto a su padre Otto, su madre Edith y su hermana Margot, además de otros amigos de la familia.
Finalizada la guerra solo Otto Frank sobrevivió a los nazis y fue él quien publicó por primera vez los textos de Ana un 25 de junio de 1947, libro que con los años fue traducido a más de 70 idiomas. Tras varios esfuerzos, la “casa de atrás” se transformó en museo en 1960 y a la fecha es uno de los lugares más visitados en la Ámsterdam.
De hecho, la administración de la actual casa museo es la que encabeza gran parte de las actividades organizadas para conmemorar estas fechas y recordar el legado de la joven judía.
Entre estas acciones destaca una campaña a través de redes sociales para que todos quienes lo deseen puedan subir imágenes con el Diario de Ana Frank entregando su opinión del legado de la adolescente. Los interesados deben hacer con el hashtag #Diary75 y @annefrankhouse.