El presidente estadounidense, Donald Trump, llegó el miércoles a Bruselas para su primera visita a la Unión Europea y a la OTAN, donde unos 10.000 manifestantes pacifistas, feministas o anticapitalistas le hicieron saber que "no era bienvenido".
La marcha partió de la estación del Norte al final de la tarde, poco después de que el Air Force One del presidente estadounidense aterrizase en la base militar de Melsbroek procedente de Roma, y atravesó el centro de Bruselas en un ambiente festivo, bajo el sol.
Mientras que el presidente estadounidense era recibido en audiencia por el rey de los Belgas, Felipe, y la reina Matilde, y después por el primer ministro belga, Charles Michel, los manifestantes rivalizaron en originalidad pra criticar la política del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
"Esto no es un presidente", rezaba una pancarta, haciendo un juego de palabras con la célebre máxima del pintor surrealista belga René Magritte "Ceci n'est pas une pipe" ("Esto no es una pipa").
Entre banderas de Cuba, pancartas pacifistas y los estandartes negros de algunas decenas de anarquistas, un grupo de feministas reclamaban "combatir el sexismo".
Los miembros de las juventudes del partido de izquierda radical PTB gritaban un explícito "Trump go away" ("Trump, lárgate").
"Estamos a favor de la salida de la OTAN y de la reasignación de sus medios financieros a operaciones a favor de la paz", explicó a la AFP Sophie Rauszer, del movimiento de izquierdas francés La Francia Insumisa.
Reunidos bajo el lema "Trump not welcome" ("Trump no es bienvenido"), los manifestantes habían sido convocados por movimientos de izquierdas, oenegés como Amnistía Internacional y una cincuentena de asociaciones más.
"Dijo que Bruselas era un 'nido de ratas' y luego viene como un conquistador", denunció un manifestante, Yannick Blaise, militante de izquierdas.
Las fuerzas de seguridad se mostraron discretas durante la manifestación, que terminó sin incidentes y con una serie de conciertos poco antes de las 21H00 (19H00 GMT).