FÁTIMA, Portugal (AP) — Los padres de un niño brasileño cuya recuperación de una lesión cerebral grave está siendo citada por el Vaticano como el "milagro" necesario para canonizar a dos niños portugueses rompieron el jueves el silencio para compartir su experiencia.
Joao Baptista y su esposa, Lucila Yurie, hablaron ante periodistas en el santuario católico de Fátima, Portugal, un día antes de la visita del papa Francisco. No se le permitió a los periodistas hacer preguntas.
El pontífice conmemorará el 100 aniversario de las llamadas visiones de la Virgen María en Fátima, canonizando a dos de los tres niños portugueses que dijeron haberlas experimentado.
El "milagro" requerido para la canonización se refiere al caso del pequeño Lucas Baptista, cuya historia había estado envuelta en el secreto, hasta ahora.
El padre del niño dijo que en 2013, su hijo Lucas, entonces de 5 años, cayó 6,5 metros (21 pies) desde una ventana en la casa de la familia en Brasil mientras jugaba con su hermana menor, Eduarda.
La ambulancia tardó una hora en llevar a Lucas al hospital. Cuando llegó, el niño estaba en coma y había sufrido dos ataques al corazón, dijo Baptista. Durante la cirugía de emergencia, los médicos diagnosticaron una lesión cerebral traumática grave y una "pérdida de material cerebral" del lóbulo frontal del niño.
Las lesiones eran tan graves que los médicos pronosticaron que Lucas tendría pocas posibilidades de sobrevivir. Agregaron que si vivía, tendría una discapacidad mental grave o incluso viviría en estado vegetativo, recordó el padre.
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Baptista dijo que él y su esposa, así como las monjas carmelitas brasileñas, rezaron a los tres niños pastores _ya fallecidos_ que dijeron que la Virgen María se les apareció en 1917. Dos de esos niños, Francisco y Jacinta Marto, están por ser canonizados el sábado por el papa Francisco en Fátima. Se volverán los santos no martirizados más jóvenes de la Iglesia católica.
La tercera niña, Lucia dos Santos, prima de Francisco y Jacinta, se convirtió en monja carmelita. También se están realizando esfuerzos para beatificarla, pero esa labor no pudo comenzar hasta después de su muerte en 2005.
Joao Baptista, que leyó una declaración en el santuario de Fátima y tomó pausas ocasionalmente para recuperar la compostura, dijo que los médicos le retiraron los tubos a su hijo seis días después de que cayó.
"Él estaba bien cuando despertó, lúcido, y comenzó a hablar, pidiendo hablar con su hermana pequeña", dijo Baptista. Después de otros seis días, Lucas fue dado de alta del hospital.
"Él está completamente bien… sin efectos posteriores. Lucas está como antes del accidente", dijo su padre. "Los médicos… dijeron que no podían explicar su recuperación".