Ciudad del Vaticano – El papa Francisco afirmó hoy durante la audiencia que en su visita los próximo viernes y sábado al santuario de Fátima, en Portugal, pondrá en manos de la Virgen "el destino temporal y eterno de la humanidad".
"Viernes y sábado, si Dios quiere, viajaré como peregrino a Fátima para poner en manos de la Virgen el destino temporal y eterno de la humanidad, y suplicar por su intercesión las bendiciones del cielo", dijo Francisco en el saludo a los fieles portugueses en la audiencia celebrada en la plaza de San Pedro.
Como antes de cada viaje, Francisco pidió a los fieles que se unan, "como peregrinos de esperanza y de fe", para rezar por él en este viaje.
Francisco llegará sobre las 17.00 hora local (16.00 GMT) al santuario, donde permanecerá hasta el domingo para participar en el centenario de las apariciones a los pastorcillos y canonizar a los dos hermanos, Jacinta y Francisco Marto.
A las 21.00 hora local participará en el acto de bendición de las velas y antes del rezo del rosario dedicará unas palabras a los fieles.
Aunque se reunirá en dos ocasiones con el presidente y el primer ministro de Portugal, no habrá discursos a las autoridades.
Pronunciará solo tres discursos a los fieles y una homilía, y todos los leerá en portugués.
Papa Francisco rechaza "extremismo" en una misa en Egipto
El papa Francisco aseguró que Dios rechaza el extremismo y que el único que permite es el de "la caridad".
El papa Francisco rechazó el extremismo desde un estadio de El Cairo ante miles de personas, en su mayoría fieles de la minoritaria comunidad católica egipcia, que presenciaron las palabras del argentino en su segundo y último día de visita a la capital egipcia.
"A Dios solo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad", dijo el Papa en su homilía en el estadio "30 de junio" del Ejército del Aire.
El Sumo Pontífice presidió la misa entre grandes medidas de seguridad, precisamente para intentar evitar ataques de radicales islamistas.
Francisco restó importancia antes de su arribo a Egipto a las preocupaciones de seguridad para su visita de dos días, en la que pretendía llevar un mensaje de paz y unidad entre cristianos y musulmanes.