El papa Francisco ha vuelto a elegir una cárcel, como en el primer año de su pontificado, para celebrar el rito de Coena Domini (La Cena del Señor) del Jueves Santo y lavar los pies de algunos de los detenidos de la prisión de Paliano, en la provincia de Frosinone, cerca de Roma.
Desde que fue elegido, Francisco decidió continuar la tradición que mantenía cuando era arzobispo de Buenos Aires y, en el primer año de su pontificado, lavó los pies de doce menores recluidos en una cárcel romana.
El año siguiente lo hizo a doce discapacitados de distinta edad, nacionalidad y religión de un centro de ayuda, después repitió el rito en la cárcel romana de Rebbibia, y el año pasado lavó los pies de 12 refugiados del centro de acogida de Castel Novo di Porto, en la provincia de Roma.
La cárcel de Paliano se encuentra en la provincia di Frosinone, en la región del Lazio, y a unos 70 kilómetros de Roma.
Allí como es habitual celebrará para los cerca 75 reclusos y personal la misa del Jueves Santo y después procederá al lavado de los pies, en el que se repite el gesto que hizo Jesús a los apóstoles durante la última cena.
Un millón de fieles se reúnen para la misa del papa Francisco
Un millón de fieles asistieron este sábado a la misa del papa Francisco en el parque de Monza, cerca de Milán (norte de Italia), en una nueva muestra de su popularidad, indicaron fuentes de la diócesis local.
El pontífice, que celebra una visita de un día a la capital económica de Italia, se trasladó en automóvil a Monza, a 20 kilómetros, para esa misa multitudinaria al aire libre amenizada por 9.000 cantantes de coro.
"Un pueblo formado por mil rostros, historias y orígenes, es un pueblo multiétnico y multicultural. Esa es nuestra riqueza", dijo el papa ante cientos de familias, muchas de ellas extranjeras, en general emigrantes de varias nacionalidades que trabajan en el norte industrializado de Italia.