Un millón de fieles asistieron este sábado a la misa del papa Francisco en el parque de Monza, cerca de Milán (norte de Italia), en una nueva muestra de su popularidad, indicaron fuentes de la diócesis local.
El pontífice, que celebra un visita de un día a la capital económica de Italia, se trasladó en automóvil a Monza, a 20 kilómetros, para esa misa multitudinaria al aire libre amenizada por 9.000 cantantes de coro.
"Un pueblo formado por mil rostros, historias y orígenes, es un pueblo multiétnico y multicultural. Esa es nuestra riqueza", dijo el papa ante cientos de familias, muchas de ellas extranjeras, en general emigrantes de varias nacionalidades que trabajan en el norte industrializado de Italia.
"Un pueblo así debe hospedar al diferente, integrarlo con respeto y creatividad y celebrar la novedad que proviene del otro. Ese pueblo no teme abrazar las fronteras ni acoger", añadió el pontífice que dedicó buena parte de sus ocho horas de visita a los más pobres y olvidados de esa región.
Antes de la misa, una de las más masivas que ha oficiado en la península, el papa argentino almorzó con un centenar de reclusos en la cárcel milanesa de San Vittore y durmió una siesta en una celda.
Acompañado por el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, su rival en el cónclave que lo eligió a la cabeza de la Iglesia católica, Francisco conversó con los detenidos, visitó algunas celdas y recibió cartas y regalos, algunos de ellos de detenidos latinoamericanos.
Al término de la misa, el pontífice argentino regresará a Milán para concluir la jornada con un encuentro con jóvenes en el estadio de fútbol de San Siro.