La mayoría de empleados de una famosa clínica de Viena donde los nazis mataron a cientos de niños discapacitados siguieron trabajando en ella después de 1945, prosiguiendo con los abusos a los pacientes hasta los años 1980.
Un informe de las autoridades austriacas revela que entre 600 y 700 niños y jóvenes estuvieron internados en el "Pabellón 15" bajo un "vasto sistema de violencia" entre el final de la Segunda Guerra Mundial y principios de los años 1980.
El documento, basado en entrevistas con antiguos pacientes y trabajadores, afirma que "una insuficiente ruptura a nivel ideológico y laboral con el periodo nazi contribuyó a estas condiciones inhumanas".
Este centro, en la capital austriaca, formaba parte de la clínica Spiegelgrund, donde los nazis asesinaron a al menos 800 niños, sometiéndolos a experimentos pseudocientíficos o exterminándolos con gas.
Los empleados, muchos de ellos con una formación inadecuada, utilizaron de forma "abusiva" drogas para sedar a los niños y los pusieron en camas-jaula, con camisas de fuerza.
Al menos 70 de ellos murieron en este establecimiento, hoy cerrado, la mayoría de ellos por neumonía, debido a la falta de cuidados médicos y a la desnutrición, precisa el informe.
Las condiciones en que vivían los enfermos en el Pabellón 15, algunos de los cuales permanecieron allí varios años, estaban "lejos de las normas profesionales de la época (…) para el tratamiento de personas minusválidas", afirma Hemma Mayrhofer, una de las autoras del estudio.
Los cerebros de las jóvenes víctimas del Pabellón 15 eran luego utilizados "para fines científicos".
El profesor responsable de estas investigaciones hasta los años 80 era Heinrich Gross, un exmiembro del partido nazi, que trabajaba en esta clínica psiquiátrica durante la guerra.
Gross, que se convirtió en un destacado experto en su dominio después de la guerra, utilizó el Pabellón 15 como "marco institucional para continuar con sus investigaciones sobre la 'eutanasia infantil'", estima el informe.
Fallecido en 2005, este médico fue investigado en los años 90 pero nunca fue procesado.
Mas de 300 cerebros de niños asesinados en Spiegelgrund durante la guerra fueron conservados en la clínica durante décadas, antes de ser inhumados en los años 2000.