El guardián de la fe en el Vaticano, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, calificó este domingo de "cliché" las insinuaciones según las cuales sus servicios entorpecen la lucha contra los curas pederastas.
El miércoles, una exvíctima irlandesa, Marie Collins, abandonó su puesto en la comisión antipederastia creada por el papa Francisco, al denunciar una "vergonzosa" falta de cooperación en el seno del Vaticano, especialmente por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe dirigida por Müller.
"Creo que hay que acabar con ese cliché, la idea según la cual por un lado está el papa, que quiere la reforma, y por el otro, un grupo de resistentes que quieren bloquearla", declaró el cardenal conservador en una entrevista publicada este domingo por el diario italiano Corriere della Sera.
Según Collins, su dicasterio (ministerio del Vaticano) obstaculiza la creación, anunciada en junio de 2015, de una instancia encargada de juzgar a los obispos que ocultaron los actos de curas pederastas.
"Era un proyecto, pero tras un intenso diálogo con los distintos dicasterios implicados en la lucha contra la pederastia en el clero, se llegó a la conclusión" de que el dicasterio encargado de los obispos ya tenía todas las herramientas "para afrontar posibles negligencias culpables", afirmó Müller.
El cardenal alemán añade que la comisión pidió a su dicasterio, encargado de los juicios canónicos de los curas pederastas, que escribiera a las víctimas para mostrarles la proximidad de la Iglesia.
"Pero ese acto de atención pastoral es un deber de los obispos (…). Es un malentendido pensar que este dicasterio, en Roma, puede ocuparse de todas las diócesis y las órdenes religiosas del mundo", insistió.
Para Collins, el hecho de que los servicios de Müller se negaran a seguir una recomendación aprobada -cuyo contenido no precisó- precipitó su salida del cargo.