La icónica canción “Para no verte más” del grupo argentino de los años 90, La Mosca Tsé-Tsé, inmortalizó la frase “Yo romperé tus fotos, yo quemaré tus cartas, para no verte más”. En consonancia con esta declaración, un joven decidió deshacerse de un regalo que le había hecho su novia al finalizar su relación. Aunque esta acción es comprensible, llama la atención que, tiempo después, la creativa chica encontró el objeto en una tienda de segunda mano y lo reconoció de inmediato.
La protagonista de nuestra historia, en un acto de profundo amor, había confeccionado algo similar a un «payasito lámpara servilletero” para demostrar que, si bien no había dinero, sobraba el amor y la creatividad.
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Todo parecía ir bien hasta que, años más tarde, mientras exploraba una tienda de artículos de segunda mano, la exnovia artista se topó con su obra maestra en uno de los estantes.
Exnovia encuentra regalo
Quizás exageremos un poco, ya que en realidad no se trataba del payasito lámpara servilletero mencionado anteriormente. Tampoco era lo que muchos podrían pensar. En su lugar, era un corazón en el que había pintado dos conejitos enamorados y una extensa carta que había sido cubierta con pintura.
Nos enteramos de esta obra de arte desvalorizada porque la propia artista la compartió en su perfil de TikTok. En el video, se evidencia que, al igual que otros artistas, su creación no fue apreciada y, en cambio, estaba siendo vendida a un precio irrisorio en la tienda. Sin embargo, ella valoró su trabajo y decidió comprarlo por cinco dólares para llevárselo a casa.
Movida por la nostalgia, esta contemporánea Leonora Carrington talló la parte trasera del objeto, donde se encontraban sus sinceras y amorosas palabras. Las pintó nuevamente para que pudieran ser vendidas y regaladas a otra pareja que jurara amor eterno.
Lo más curioso del obsequio es que contenía palabras de amor que pretendían expresar los intensos sentimientos que la chica había experimentado hacia su Romeo en tan solo dos semanas.
No nos corresponde juzgar, y este episodio podría servir como un recordatorio de humildad para la joven. Sin embargo, esta anécdota nos hace reflexionar sobre dos aspectos. En primer lugar, el amor puede llevarnos a ser cursis, a veces en exceso. Y en segundo lugar, nos preguntamos qué habrá sido de los peluches que regalamos a nuestro antiguo «Voldemort» de la escuela secundaria o preparatoria.