Oh, el internet. Esa herramienta valiosa que permite unir a personas de todas partes del mundo, conseguir información vital o bien… compartir gustos peculiares. Uno de estos es el del furry, que se refiere a personas con intereses por animales antropomórficos y cuyo origen viene en parte del sci-fi y la fantasía.
En el vasto mundo del entretenimiento uno encuentra de todo y aunque ya lleva muchos años esta cultura furry, recientemente es que lo he visto con mayor presencia en medios y redes sociales.
Incluso Netflix estrenó hace poco un programa de citas muy extraño, llamado Sexy Beasts. Trata de citas «a ciegas», o más bien «en disfraces»; ya que la pareja que se conoce durante el programa está disfrazada de algún animal. Los productores no niegan ni aceptan que se hayan basado en los furrys para el concepto del show, pero algo de eso sí parece que tiene.
Leyendo más acerca de este colectivo en un muy completo artículo de Código Nuevo, encontré que la «identidad furry» tiene mala fama y reputación en las telarañas de las redes sociales.
Reciben mucho hate ya que los tachan de enfermos o depravados sexuales. Ellos aseguran solamente sentirse gustos con sus «fursonas«; así llaman a sus alter ego.
¿Un furry es alguien con gustos sexuales raros?
No precisamente. En una entrevista que hacen en el medio que mencioné anteriormente a alguien que se identifica como furry, dice que serlo «es sentirse identificado con un personaje animal que te representa”. Es una creación de ese alter ego que no obligatoriamente debe tener una connotación sexual.
“Se nos acusa de zoófilos y pedófilos, dos estigmas que se nos han atribuido injustamente y que, al igual que cualquier otra persona, no aceptamos”; dice otro miembro de la cultura furry.
Esta mala imagen se intenta fundamentar en otro lado que, aunque muchos quieran negarlo, es una realidad del internet; el mundo del porno. Y en ese amplio espectro existe de todo, absolutamente de todo en fetiches, fantasías y desgraciadamente otros temas sumamente oscuros y crueles.
Siendo así, obviamente hay pornografía con furrys, que de hecho (a como es común) tiene su propio término: viff. No recomiendo que lo googleen, pero es cosa suya a final de cuentas.
“Los estudios resaltan la normalidad psicosocial del furry fandom, en la medida en que los furries están motivados por las mismas necesidades psicológicas que los miembros de cualquier otro grupo, como podrían ser los hinchas de fútbol o los gamers«; expresa el furry entrevistado en Código Nuevo.
El refugio del internet
Para bien o para mal, pero el internet es refugio de personas introvertidas.
No digo que la comunidad furry sean todos así, pero a como los otaku (fans del anime) que tienen gustos muy arraigados, éstos también se sienten mejor con personas con las que comparten afinidades.
Por ejemplo, hay muchos de esta comunidad que se dedican a elaborar ilustraciones con un nivel de detalle increíble, eso también se ve con expresiones artísticas que va desde cuentos, juegos de rol, videojuegos y obviamente los propios disfraces peludos.
Entonces lo que queda es reconocer que existen personas que simplemente tienen gustos estrafalarios, pero que no por esto sean una amenaza a la sociedad; o que tienen una sexualidad que los vuelve un peligro para otros o para sí mismos.
¿Hay cultura furry en Nicaragua?
Yo que me trato de mantener actualizado con la cultura pop y de entretenimiento, hasta la fecha no he visto una manifestación directa en Nicaragua. Todavía, al menos.
Pero algo que puedo decir es que antes las convenciones de anime eran vistas como algo raro, y ahora se ha vuelto bastante normal y hasta comercial. Las tendencias o las formas de ver algunos intereses de los jóvenes, siempre y cuando sean sanos, terminan siendo aceptados.
Por ello no me extrañaría si en un par de años, esa tendencia furry con convenciones a como hay en Estados Unidos, España y hasta México; también se reflejen en este país.