La comunidad artística ha perdido a una de sus grandes figuras. Lynne Taylor-Corbett, coreógrafa nominada al premio Tony, falleció a los 78 años tras una valiente lucha contra el cáncer de mama. La noticia fue confirmada por su hijo, Shaun Taylor-Corbett, y publicada por el New York Times.
Nacida el 2 de diciembre de 1946 en Denver, Colorado, Taylor-Corbett fue una destacada bailarina y coreógrafa que dejó una huella indeleble en el mundo del ballet, teatro y cine.
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Su amor por la danza la llevó a mudarse a Nueva York para estudiar en la Escuela de Ballet Americano, lo que marcó el inicio de su exitosa carrera.
Debutó en Broadway como coreógrafa en 1981 con Shakespeare’s Cabaret, y su talento pronto la llevó a participar en otras producciones como The Boys of Winter (1985), Chess (1988), Sally Marr and Her Escorts (1994) y Titanic (1997). Su trabajo en Swing! le valió una nominación al premio Tony por su innovadora coreografía y dirección.
Adiós a Lynne Taylor-Corbett
Además de su éxito en Broadway, Taylor-Corbett dejó una marca imborrable en el cine. Su coreografía en Footloose (1984), con Kevin Bacon, es considerada una de las más emblemáticas de los años 80 y continúa inspirando a generaciones de bailarines.
También participó en películas como My Blue Heaven (1990), Vanilla Sky (2001) y Bewitched (2005).
Con su enfoque único y su pasión por la danza, Taylor-Corbett transformó escenarios y pantallas, dejando un legado eterno. Le sobreviven su hijo y sus hermanas, quienes siempre la recordarán por su incansable amor al arte. Descanse en paz.