A tan solo pocas horas que las puertas de los cines abran y presenten la esperada película que se ha vuelto tendencia «Barbie»; ahora se convierte en la reina de la crítica. Sin embargo, dicen que no todo es color de rosa.
Durante sus primeros minutos, la cinta dedica tiempo y esfuerzo, a mostrar las vivencias bidimensionales de su protagonista. Barbie (Margot Robbie), vive en una realidad perfecta, ideal y sin mácula. Una que, además, está construida para su mayor disfrute.
Pero Barbie es anónima. En cualquier caso, es una más en una variedad interminable de variaciones de lo que es como individuo. El argumento aborda el tema de la identidad a través de las características del juguete. No hay mañana, tampoco pasado. Mucho menos aspiraciones, un nombre único.
Lo que le rodea es exactamente igual y la estabilidad de esta región festiva e inocente, reside justo esa cualidad inmutable. La metáfora es obvia, pero jamás recurrente o utiliza el subrayado innecesario.
Antes que eso, el guion de Greta Gerwig y Noah Baumbach, exploran con cuidado el contexto relacionado con la marca más valiosa de Mattel. Lo hace, además, desde una perspectiva peculiar de dimensión paralela.
Barbie una burla sutil para las masas
En Barbieland, la capacidad de asombro; la curiosidad, las preguntas acerca de la realidad, el escepticismo y el pesimismo, son impensables. De hecho, la noción sobre el estrato intocable y tedioso de la vida de Barbie se presenta como una rutina recurrente que se repite cada día.
El personaje es el centro de un mundo sencillo, que asume su lugar con gracia y encanto. Solo hay felicidad, la constante demostración que todo lo que la rodea tiene un motivo al existir.
Lo que claro está, incluye a sus docenas de otras versiones, que la película construye como una burla sutil a la cultura de masas y al optimismo artificial. De hecho, el argumento deja entrever la ingenuidad de este universo atemporal y carente de cinismo, al añadir humor negro.
Durante el primer tramo tiene algo de fantasía edulcorada mezclada con ironía, avanza hacia un nuevo nivel. Barbie necesita respuestas. Las encontrará, después de aceptar que lo que cambió en ella, es imposible de resarcir. En especial, después de la conversación con Gymnast Barbie (Kate McKinnon), la figura de mayor autoridad — intelectual y moral — en BarbieLand.