«Era una mujer extraordinaria», afirma Reece Fielding que, como muchos otros londinenses, el viernes acudió a la estatua de Amy Winehouse en Camden para rendir homenaje a la diva británica de la música soul fallecida hace 10 años.
Los fans de la estrella, conocida por su voz grave, su peinado retro y su complicado estilo de vida, peregrinaron hasta este popular barrio del norte de Londres, donde Winehouse vivió durante años y murió el 23 de julio de 2011, a los 27 años, por intoxicación etílica.
«Cuando paso por momentos difíciles me gusta escuchar su música, me ayuda y resume lo que siento», explica a la AFP Fielding, para quien las canciones compuestas por la británica son «totalmente únicas».
En este aniversario, «es importante como fan recordar a Amy por lo que era», añade este estudiante de 16 años. «El público la recuerda como una drogadicta», lamenta, «pero deberíamos recordarla por su talento, su estilo, su actitud que nadie más se atrevía a tener».
La cantante, ganadora de varios premios por su álbum de 2006 «Back to Black», vertió buena parte de sus experiencias personales en sus canciones, influenciadas por el jazz y el soul.
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A menudo hablaba de sus adicciones al alcohol y a las drogas, que acabaron afectando a sus actuaciones y atrayendo el interés de la prensa sensacionalista.
Tras años de dependencia e intentos de desintoxicación, Amy Winehouse fue encontrada muerta en su piso de Londres, víctima del abuso de alcohol.
Pero una década después, la cantante sigue estando en el corazón de sus fans.
La «chica del jazz» que triunfó
Su estatua de metal en Camden, a tamaño natural, delgadísima como ella y con su abultado peinado, está cubierta de rosas amarillas, rosas y rojas, en un guiño a la flor que solía llevar en el pelo.
«Han pasado diez años desde que murió Amy, así que he venido aquí para impregnarme de todo y vivir el ambiente», dice Grace Newnham.
Esta joven de 21 años tiene previsto pasear por el mercado de Camden y sus tiendas de moda y música «pensando en Amy», cuya personalidad siempre admiró.
«Hacía lo que quería, nada le molestaba», dice. «Me encantaba la singularidad que aportaba, la echo mucho de menos».
Como Newnham, muchos fans posan con la estatua de Amy, para llevarse una foto de recuerdo de su peregrinación.
«Al ser de Camden, siempre me sentí cerca de ella», afirma Ravi Vyas, para quien esta «chica del jazz que triunfó» representaba el «alma y la pasión» del barrio.
Amy Winehouse «aportó mucho sentimiento, realismo y honestidad a una industria musical superficial», añade este joven de 26 años. «Todo lo que canta, es su emoción real y cruda».
«Recuerdo haber llorado a mares el día que murió. Ni siquiera estuve allí», se lamenta. Pero «ahora, después de 10 años, es el momento de presentar mis respetos», asegura.
Por AFP
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