El director y guionista David Lynch, conocido por transformar el cine estadounidense con su visión oscura y surrealista en películas como Blue Velvet y Mulholland Drive, y revolucionar la televisión con Twin Peaks, falleció a los 78 años. Su familia anunció su muerte a través de Facebook, destacando su singularidad y recordando una de sus frases: «Mira el donut, no el agujero».
Lynch, diagnosticado con enfisema en 2024, inició su carrera como pintor y creador de cortos experimentales antes de irrumpir en la escena cinematográfica con Eraserhead (1977), un filme perturbador que captó la atención de Hollywood. Su colaboración con Mel Brooks lo llevó a dirigir The Elephant Man (1980), un drama que recibió ocho nominaciones al Óscar, consolidando su prestigio.
Sin embargo, no todo fue éxito. Su adaptación de Dune (1984) fracasó en taquilla, pero lo redimió Blue Velvet (1986), una exploración del lado oscuro de la América suburbana. Más tarde, Lynch dejó su huella en la televisión con Twin Peaks (1990), una serie que desafió las convenciones narrativas y cultivó una base de seguidores leales; incluso décadas después.
La filmografía de Lynch incluye obras icónicas como Lost Highway (1997), The Straight Story (1999) así como Inland Empire (2006). Su estilo distintivo combinaba misterio, violencia y una estética única influenciada por el surrealismo europeo. Además, evitaba explicar sus películas, dejando a los espectadores la tarea de descifrar su simbolismo.
Un verdadero visionario en el campo del cine: David Lynch
A lo largo de su carrera, Lynch recibió numerosos reconocimientos, incluidos el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia y un premio especial en los Independent Spirit Awards.
Su influencia se extiende más allá del cine, impactando la televisión y moldeando una nueva generación de creadores.
David Lynch deja un legado imborrable como un maestro del cine experimental y un narrador que nunca dejó de desafiar los límites del arte.