Mónica Spear pensó que era tiempo de darle una segunda oportunidad a su matrimonio. Separada hacía un año y medio de su marido, Thomas Henry Berry, decidió que valía la pena volver a apostar por la pareja. Él estuvo de acuerdo. Ella propuso sellar la reconciliación en su país natal, Venezuela. Infobae.
No sabía que era la última vez que lo haría. El 6 de enero de ese 2014 era asesinada en un violento asalto. Su muerte conmovió a miles de venezolanos.
La vida de Mónica Spear no fue tan distinta de la de otras mujeres venezolanas. Nació en Maracaibo el 1ro de octubre de 1984. Creció feliz junto con sus cuatro hermanos. Desde pequeña se hizo notar por su belleza.
Desde pequeña Mónica deseaba hacer una carrera en el espectáculo, y el concurso le abrió todas las puertas. En 2006 debutó como actriz en la novela El desprecio. Un año después tuvo su primer protagónico en Mi prima Ciela. También participó en otras producciones, como Que el cielo me explique, Flor salvaje, Pasión prohibida y La mujer perfecta.
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Era el 6 de enero de 2014 cuando la ex Miss Venezuela después de recorrer esos paraísos que son Los Llanos y Mérida avanzaba por la autopista Puerto Cabello-Valencia, a unos 220 kilómetros al oeste de Caracas. Su marido conducía el auto, atrás iba Maya, que había cumplido cinco años. Un bache que no se pudo esquivar a tiempo terminó con una de las ruedas del Toyota Corolla.
Pidieron ayuda
Eran las 22:30 en una zona famosa por su peligrosidad. El matrimonio llamó a un teléfono de emergencias. No tuvo éxito. Mónica vio una grúa que se acercaba por el otro carril y les hizo señas para que los ayudaran. Solo parecía un mal momento. Los mecánicos habían logrado subir el auto a la plataforma de la grúa cuando aparecieron cinco hombres armados.
Los mecánicos salieron corriendo. Mónica y su marido solo atinaron a meterse en el auto. Lo que parecía un robo se transformó en un doble asesinato. Los delincuentes se transformaron en asesinos, dispararon y mataron a la pareja. Maya recibió un balazo en la pierna, pero sobrevivió, sus padres no.
Tres días después del asesinato, siete personas fueron detenidas por el hecho. En mayo de 2015, un tribunal venezolano condenó a 25 años de prisión a Gerardo Contreras, de 19 años, que admitió haber sido quien apretó el gatillo y terminó con la vida de Spear. Otros tres jóvenes ya habían sido condenados por este crimen con penas que oscilan entre 24 y 26 años de cárcel, y dos menores de edad a cuatro años de cárcel.
“Yo no la maté porque quise, sino que yo disparé y casualmente la bala la agarró ella… no me arrepiento (…) sé que algún día voy a salir de aquí”, fueron las palabras que dijo Contreras cuando le preguntaron si estaba arrepentido por lo que había hecho. En julio del año pasado, falleció en la cárcel por tuberculosis luego de ser trasladado por varias prisiones por su mala conducta.