La duquesa de Sussex hizo su primera aparición pública en varias semanas este miércoles para presentar brevemente a su primer retoño junto al príncipe Harry, el pequeño Archie.
Ahí realizó unas breves declaraciones sobre sus primeros días como padres antes de acudir a su cita con la reina Isabel II para que la soberana pudiera conocer finalmente a su octavo bisnieto.
Al igual que ha sucedido a lo largo del último año y medio, desde que se anunciara el compromiso de la antigua actriz con Harry, su atuendo fue analizado al más mínimo detalle y muy probablemente no tardará en ser emulado hasta la saciedad.
El vestido elegido
Para su reaparición, la duquesa de Sussex se mantuvo fiel a su estilo previo al embarazo al optar por un vestido en color blanco y corte chaleco de Grace Wales Bonner, que combinó con unos tacones altos de Manolo Blahnik en tono nude.
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Muchos no tardaron en señalar que su elección de vestuario encerraba un simbolismo muy especial al pertenecer a una diseñadora que, al igual que ella y ahora su bebé, es mestiza y que suele proyectar esa diversidad étnica en sus vestidos, caracterizados además por su fluidez de género.
Otro detalle
Algo que tampoco pasó desapercibido fue su elección de joyas, en concreto el collar de Jennifer Meyer que ya lució las pasadas navidades y que está adornado con tres turquesas, en un guiño quizá a la ampliación que acababa de vivir su familia.
Curiosamente, a esa piedra se le atribuyen propiedades curativas y no sería demasiado descabellado pensar que la nueva mamá habría recurrido a ellas en su proceso de recuperación tras dar a luz, ya que los rumores que circularon acerca de las técnicas que estaba siguiendo para la preparación al parto aseguraban que había recurrido a la aromaterapia y los cristales a los que se atribuyen distintos beneficios.