A diferencia de su padre, la jovencita está triunfando en los escenarios donde se dedica a la actuación.
La propia Adria Arjona escribió su mini biografía en IMDB, la biblia virtual de la industria audiovisual. Allí, en tercera persona, cuenta que nació en Puerto Rico y creció en Ciudad de México, que está acostumbrada a los aviones y los países lejanos “desde que tiene memoria” y que dormirse en Guatemala y despertarse en la Argentina no le era extraño, porque su padre, Ricardo, “un renombrado cantautor en Latinoamérica” la llevaba en sus giras, lo que le permitía “respirar arte, música y un estilo de vida bohemio”.
“Es la única infancia que conocí: a mí me gustó”, dice vía telefónica desde Nueva York, donde vive. “Me ha convertido en una persona a la que no le gusta estar todo el tiempo en un lugar: la comodidad me molesta mucho. Estar en el mismo sitio, sin viajar, me da ansiedad. Yo creo que esa infancia me preparó para esta vida de actriz, que es muy gitana".
Lee también: Así humilla Maribel Guardia a la hermana de Chiquis Rivera
Hoy tiene 26 años y está afianzándose como actriz en el mercado estadounidense. Pronto se la verá en la serie Good Omens, de Amazon, y en Morbius, la nueva película de superhéroes de Marvel/Disney. Pero para eso falta: a partir de este miércoles se la puede conocer en un rol secundario en Triple frontera, estreno de Netflix.
Ella es la única mujer en un elenco casi totalmente masculino encabezado por Oscar Isaac y Ben Affleck. “Se creó un ambiente en el que estos cinco hombres eran casi mis hermanos cuando el director decía corte. Los quiero porque me ayudaron mucho y al mismo tiempo me retaron actoralmente".
Cualquiera diría que es la perfecta mezcla de sus padres: de su madre, la ex modelo puertorriqueña Leslie Torres, puede haber heredado la belleza y de Ricardo, la vocación artística. Pero él no quería que su nena se dedicara a la actuación: “Él siempre quiso que yo fuera la universidad y estudiara, porque sabe lo fuerte y dura que es la vida de artista. Tal vez no quería que yo pasara por todo eso pero al final del día es lo que yo quería hacer, y lo hice”.
-La gente miente, ¿Cómo alguien va a saber que quiere ser actriz a los tres años? No, yo creo que fue un proceso. Siempre fui una persona creativa. De chiquita hacía muchos shows: intentaba cantar. Aunque, para que lo sepas, no soy buena. Y siempre me gustó mucho el arte, hacía joyas, me gustaba la cerámica, pintar. Al crecer empecé a descubrir mi outlet de expresión. Y empecé con una clase de fotografía a la que fui dos veces, y una clase de actuación en la que me quedé.
En su mini autobiografía cuenta que a los doce años se mudó a Miami, donde vivió hasta los 18, cuando se mudó a Nueva York. Parece que papá Ricardo no quería que todo le llegara de arriba, y entonces, mientras estudiaba actuación en el instituto de Lee Strasberg, tuvo que trabajar como moza y encargada en varios restaurantes para pagarse algunas cuentas.
Por su cuenta de Instagram se diría que sigue dedicándose al modelaje, pero ella lo niega.
-¿Qué dificultades hay para una actriz latina en Estados Unidos?
-A la mujer latina la suelen encasillar en papeles de la mamacita, la sexy, y no es lo que quiero presentar al mundo. Una mujer latina también puede ser mamá, inteligente, carismática, fuerte, con mucha personalidad, y esos son los personajes que quiero hacer, y no están siendo lo suficientemente escritos.