Los conflictos en la vida de Eduardo Yáñez lo han mostrado como un hombre duro y agresivo; sin embargo, también es una persona sensible que sufrió los embates de la vida desde muy joven. A lo largo de la vida, ha contado con el apoyo de su madre, María Eugenia Luévano, cuyo trabajo en una prisión fue la forma de sacar adelante a la familia.
“Ella [su madre] trabajaba muy duro; era celadora en Lecumberri [una prisión]”, reveló Yáñez al programa mexicano de televisión Ventaneando (TV Azteca).
El histrión quiso trabajar desde pequeño para ayudar a su madre con los gastos de la casa; así, recordó que tuvo un empleo vendiendo gelatinas y paletas con sus amigos de la colonia y fue el primero de la familia en llevarle dinero producto de su trabajo. A partir de entonces, el actor supo que sería el gran apoyo de su madre, destaco People en Español.
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“Recuerdo esas organizadas que nos hacíamos [con sus amigos] para trabajar, comprar nuestras gelatinas y venderlas; comprar nuestras paletas y venderlas”, relató. “Entendí que, por siempre, yo iba a ser el que la iba a cuidar a ella y hasta la fecha, cuido a mi mamá y me hago cargo de ella”.
Eduardo Yáñez confesó que “me hice actor por accidente” y gracias a ver las piernas de una mujer se aprendió su primer personaje.
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“Estaban ensayando una obra de teatro y nos quedamos a verlos [él y sus amigos]. Empezamos a ayudar a poner escenografía, tarimas. Un día se enfermó un chavo, el protagonista joven, y el director me pidió que los ayudara. Llegó el día del estreno y este chavo nunca regresó y yo estrené”, explicó. “Era ya un mes entero, diario de estar ahí mirando las piernas a la rubia de la obra”.