El presidente de EEUU habría mantenido una relación extramarital en 2006 con esta actriz, a la que pagó unos 100.000 euros por su silencio.
Daniels en una entrevista a la revista de cotilleos In Touch realizada en 2011 pero que sólo ha visto la luz esta semana relata: "[Donald] estaba saludando y presentándose a todo el mundo, pero no me quitaba la vista de encima, y acabamos jugando con otro agujero". Por falta de romanticismo, que no quede. El 'affaire' de Trump con Daniels es el último escándalo hasta la fecha del presidente de Estados Unidos.
Sea como sea, y con independencia del trasfondo político, Trump, que tiene entre los votantes evangélicos conservadores a su electorado más fiel, ha añadido una nueva infidelidad a su catálogo. Esta vez, con dos agravantes. El primero, financiero: el abogado de Trump, Michael Cohen compró, a falta de tres semanas para las elecciones de 2016, el silencio de Daniels por 130.000 dólares (106.000 euros), por medio de una sociedad instrumental abierta bajo un nombre ficticio en el estado de Delaware, que opera en la práctica como un paraíso fiscal, y a través del cual, por ejemplo, el ex presidente de la comunidad de Madrid, Ignacio González, compró su famoso ático en Marbella. El segundo, morboso: en su entrevista de 2011 resucitada ahora, Stormy no ha ahorrado detalles acerca de cómo era el sexo con Donald Trump hace 11 años y medio.
Y el tercero, indescriptible: porque, según Daniels, Trump le dijo que ella le recordaba a su hija. ¿A cuál de las dos? ¿A Ivanka o a Tiffany? Por el bien de todos, esperemos que solo sea Ivanka, dado que Tiffany, en aquel momento, tenía 11 años. Es una anécdota más que refuerza todas las conspiraciones acerca de lo que cruza la cabeza de Trump cuando piensa en Ivanka, y que va desde lo que pasó en agosto de 2016, cuando la agarró por la parte inferior de las caderas en el escenario de la Convención Republicana de Ohio de 2016, hasta septiembre pasado, cuando explicó en un mitin en Dakota del Sur que su hija le llama "papaíto".