El ascensor de Willy Wonka, el personaje que conocimos en Charlie y la fábrica de chocolate, se ha materizado en un ascensor real.
Se ha terminado el primer ascensor del mundo sin cables que se mueve en todas las direcciones posibles. De arriba a abajo, de izquierda a derecha y cambia para ir hasta en sentido diagonal.
La compañía alemana ThyssenKrupp ha trabajado durante tres años en Multi, un elevador inalámbrico quese desliza por raíles verticales gracias a la levitación magnética, una tecnología que utilizan los trenes balas de Japón y que es la propuesta para Hyperloop.
Tras 165 años sin ninguna innovación en el campo de los elevadores, el nuevo sistema es de lo más futurístico. Se trata de cabinas de hasta 1.000 kilos que se desplazan a una velocidad de 5 metros por segundos. Con intercambiadores de ejes y frenos establecidos en las distintas paradas, puede tomar cualquier dirección. El vídeo de su funcionamiento nos ha dejado con la boca abierta.
La tecnología supera además el inconveniente de que los actuales ascensores de cables y poleas solo puedan ascender un máximo de 500 metros. Esta es la razón por la que en algunos rascacielos se han tenido que poner diferentes ascensores para ir subiendo.
La compañía está tan convencida de la revolución que no le importó que tuviera que construir todo un edificio para poder probarlo. A 100 kilómetros al sureste de la ciudad alemana de Stuttgart levantó la conocida como Torre de luz, una instalación de 246 metros de alto capaz de soportar la caída en picado a 257 km/h de un ascensor de 40 toneladas. Tenían que asegurarse que no se viniera abajo si algo en las pruebas iba mal.
"Es el mayor desarrollo en la industria de ascensores", dijo Andreas Schierenbeck, director general de Thyssenkrupp, a Wired. "Se puede llenar una cabina con 6-8 personas y van a la ubicación exacta donde quieran ir sin ningún tipo de paradas, es como un sistema de metro donde te detienes en la estación donde quieras". Pero en vertical y por dentro de un edificio.
El creador explica que es más eficiente energéticamente y que ocupa menos hueco del que se tiene que destinar para que quepan los actuales elevadores. Eso sí, cuesta de precio entre tres y cinco veces más. Pero quizá empiece a introducirse cuando estén disponibles en unos 2 o 3 años.