Lucía Galán alcanzó la fama interpretando canciones sobre peleas sentimentales con su hermano en el dúo argentino Pimpinela, sin embargo, la cantante confiesa ahora que fue detrás de los escenarios donde recibió abusos por parte de su pareja.
Los hermanos Lucía y Joaquín Galán nunca planearon cantar juntos. En la adolescencia, Joaquín tocaba rock con la banda Luna de Cristal, mientras Lucía se enfocaba en tomar clases de actuación y era corista con el grupo Montana y luego con Manuela Bravo.
Cuando Lucía estaba en casa, algunos problemas familiares la afectaban profundamente. “Algunas cosas que ocurrían en mi casa me sobrepasaban y no podía manejarlas”, narra la cantante en su nuevo libro, Hermanos: la verdadera historia.
Desafortunadamente, fue durante esa época en la que Lucía se sentía sola que se encontró con “un personaje realmente oscuro”, quien se convertiría rápidamente no sólo en su productor, sino en su pareja.
“Caí en sus brazos de un día para el otro: en semejante estado de vulnerabilidad emocional, ese hombre se apoderó completamente de mi persona. Logró, sin que yo me diera cuenta, hacerme un lavado de cerebro para que solo respondiera a sus mandatos”, escribe Lucía. “Un poco porque era muy chica y otro poco porque necesitaba alguna clase de protección. […] La única razón por la que estuve a su lado es muy simple: me sentía amada”.
Lucía cuenta que la relación le ocasionó un trauma psicológico después de que el hombre hizo que ella perdiera la virginidad con él. "Con este personaje siniestro, que consiguió enfrentarme a mi familia, tuve mi primera relación sexual, que terminó convirtiéndose en un trauma. '¡Qué horror! ¿Qué hice?', pensaba".
Según informa Univisión, la manipulación del hombre llegó a tal grado que la interrogaba hasta que ella decidía inventar historias con tal de que él dejara de hacerle preguntas. Además, el hombre, quien produjo el primer álbum de Pimpinela titulado Las primeras golondrinas, llegó a mentirle a Lucía y a su hermano sobre el éxito de su música.
“Recuerdo que una vez allí [en su oficina], abrió una botella de champán. ‘¡Felicitaciones! El disco está número uno en Venezuela!’. ‘¡Guau, qué bueno!’, nos sorprendimos mi hermano y yo”. Más tarde, ellos se enteraron a través de otras personas que el disco ni siquiera había salido en tal país.
“Era una luz de gas, un psicópata. Fui atraída por esa oscuridad y con mi estado emocional, era una candidata a la destrucción”, escribe.
En “un segundo de lucidez”, Lucía le contó a su hermano Joaquín los abusos del hombre. Joaquín y su ex mánager fueron a decirle que la dejara en paz y nunca volvió a molestarla. “Recién ahora comprendo, a través de todas las cosas que me hizo, que fui una adolescente abusada y maltratada”, reflexiona en su libro.
Su experiencia la llevó a tomar la decisión que marcaría su futuro: “Mi familia era mi lugar en el mundo. ¿Qué mejor, siendo así que concentrarme en un proyecto que incluía a mi hermano y haría tan feliz a mi mamá? Volvía a ver la luz”.
El resto es historia: Pimpinela logró posicionarse como uno de los dúos musicales más populares de Latinoamérica no sólo por lo excéntrico que era ver dos hermanos discutiendo como marido y mujer en todas sus canciones, sino por su estilo innovador que mezclaba la música con las artes teatrales.
Además, Lucía Galán consideró que el alcoholismo de su padre fue la razón principal por la que buscó a un hombre "violento" en su vida.
Hoy, Pimpinela continúa vigente en cóvers como el que Jennifer Lopez y Marc Anthony lanzaron recientemente de ‘Olvídame y pega la vuelta’.