Tan solo unos días después de que a Kendall Jenner le sustrajeran de su propio dormitorio joyas por valor de 200.000 dólares y con la investigación todavía abierta por el robo a punta de pistola que sufrió su hermana Kim el pasado octubre en París, la familia Kardashian ha decidido tomar cartas en el asunto e incrementar de forma notable la seguridad de sus viviendas.
"Que tanta gente haya intentado entrar en nuestras casas nos ha abierto los ojos. [Ahora] estamos protegidos al máximo nivel", ha confesado Kris Jenner, matriarca del clan, a la revista US Weekly.
La también mánager quiere asegurarse personalmente de que la seguridad de todos sus hijos, entre los que también se encuentran Kourtney, Khloé, Rob y Kylie, está garantizada de cara al futuro. Sin embargo, y para sorpresa de los más allegados a Kim Kardashian, las medidas que está tomando con su hija más famosa, el blanco más potente al estar además casada con Kanye West, han alcanzado niveles insospechados.
"El equipo de Kim hizo la prueba del polígrafo a todo aquel que pudiese estar relacionado con su robo. Todo el mundo pasó la prueba… [Ahora antes de entrar a la casa de Kim] te cachea el personal de seguridad, es bastante intenso", ha revelado al mismo medio una fuente cercana a la estrella televisiva.
La desconfianza generalizada que ha empujado a las Kardashian a blindarse ante cualquier amenaza interna o externa se explica también con las primeras teorías que maneja la policía de Los Ángeles en relación con el robo a Kendall, que podría haber sido ejecutado por alguien cercano a la modelo al no haber ninguna puerta forzada, destaco el sitio Telemetro.