Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Dundee, en Escocia, logró reconstruir digitalmente el rostro de un hombre de la tribu picta (una confederación de tribus que habitaron el norte y centro de esa región), que pudo haber sido brutalmente asesinado hace 1.400 años.
La restauración fue posible luego del hallazgo de sus restos óseos en Black Isle, una isla localizada en la región de Ross-shire, al noroeste de Escocia. De acuerdo con el portal de noticias de la universidad, el notable estado de conservación de los huesos reveló que el individuo había sufrido al menos cinco lesiones graves en la cabeza y el rostro.
La posterior reconstrucción facial demostró que los dos primeros impactos fueron producto de un objeto circular, tal vez una roca, que provocaron la ruptura de dientes y mandíbula, y que posteriormente se desplomara contra el suelo. Las otras tres lesiones, en la parte superior de la cabeza, fueron causadas por una vara o un mazo de combate.
Por otra parte, un análisis con carbono radioactivo confirmó que murió entre los años 430 y 630, mientras que las imágenes digitales mostraron que se trataba de un hombre joven, al parecer de cabello largo y ondulado, con una espesa barba y leves manchas en la piel.
El líder de la excavación, Steven Birch, señala que el hombre fue hallado con las piernas cruzadas de manera inusual y con grandes piedras que sostenían todas sus extremidades, lo que demuestra que fue enterrado a propósito en esa posición, tal vez para mantener sus restos unidos. Aunque aún se desconoce el porqué de su muerte, Birch supone que haya sido el resultado de conflictos interpersonales, o como parte de un sacrificio.