En un puerto en Ucrania, un grupo de trabajadores comenzó a escuchar los maullidos desesperados de un gato.
En un principio el pequeño minino no se veía por ninguna parte, pero pronto los hombres notaron que el sonido provenía del lugar donde estaban aparcados los buques de carga.
Probablemente el gato había caído al agua desde el muelle, una altura no menor, y al ver que no podría subir nuevamente había buscado refugio en el timón de uno de los buques.