Durante la noche de Halloween, los dueños de esta casa salieron pero antes dejaron una buena cantidad de caramelos con un cartelito que decía: Sírvase usted mismo, pero se considerado.
Decidieron dejar la cámara grabando toda la noche para ver que era lo que ocurría y cómo reaccionaban los niños.
Todo fue muy bien, los niños fueron respetuosos. Pero esto fue lo que pasó cuando llegó Mamá Conejo.