Los tigres blancos son una especie en peligro de extinción, por lo que hay muy pocos en el mundo, y de esos pocos muchos están en zoológicos, en donde se intenta inducir a la reproducción, pero esta es muy complicada, y debido a tan poca variedad de estos animales, el menú genético es muy pobre, haciendo que la concepción sea aún más difícil.
Para los zoológicos los tigres blancos de ojos azules son el premio mayor, ya que esto atrae a muchos visitantes y les genera ganancias mayores a las que pudiera generar algún otro animal como atractivo.
Con el fin de obtener tigres blancos con ojos azules pusieron en uso el plan de modificar el ADN de los tigres, lo que en principio les parecía una excelente idea, pero sabemos que jugar a ser dios tiene sus consecuencias, y casi siempre las pagan los menos culpables.
Gracias a esto nació Kenny, con problemas desde nacimiento, ya que al modificar su ADN vino a ser causal de Síndrome de Down en su caso. Sus problemas de salud no fueron solo este, puesto que sufrió de problemas de dentadura, mandíbula y retraso mental, esto sumado a que después de unos años de vida desarrolló cáncer, lo que le causó la muerte irremediablemente.
Kenny tuvo una vida similar a la de otros tigres blancos nacidos en cautiverio, viviendo toda su vida encerrado en el zoológico en donde nunca conoció el hábitat natural de su majestuosa especie.
Este caso es excepcional, ya que el Síndrome de Down no es algo que afecte a los animales, y este debe de ser el único caso. En los humanos el Síndrome de Down se causa al nacer con tres cromosomas del par 21, pero en los casos animales no es así, por lo que no se supone que sea posible el generar Síndrome de Down en ellos.
En los animales la situación es diferente, ya que por ejemplo las moscas tienen 5 pares de este tipo de cromosomas, los gatos 38, incluyendo a los tigres, y en el caso de los perros tienen 78. Es decir, los humanos metiendo mano en donde no deben.
Al final de cuentas este fue un caso extraordinario, y aunque ya no esté con vida forma parte de la historia, y es un aviso constante de que la ciencia es buena para el desarrollo humano, pero nadie debe de jugar a ser dios.