Las residencias para ancianos no suelen estar muy bien valoradas. Se asume que son lugares un poco tristes, donde se respira un aire un poco negativo Pero lo cierto es que no siempre es así. Primero, porque muchos ancianos aún mantienen su energía vital, y segundo, porque ciertas visitas pueden alegrar hasta al más deprimido.
En este centro han decidido reunir distintas generaciones para mejorar el ambiente, y el resultado ha sido genial. Pusieron una guardería en una residencia para ancianos, y todos han salido beneficiados. Los niños aprenden tal cual como si estuvieran en infantil, y los más viejos interactúan con ellos de una forma revitalizadora.