Fausto Pérez es un exitoso terapeuta nicaragüense destacado en Finlandia, quien ha trabajado muchos años demostrando su talento y esfuerzo en este país europeo.
Nacido en Managua en 1963 y de padres originarios de la Costa Caribe, es un ejemplo más de cómo los nicaragüenses tenemos mucho de que sentirnos orgullosos.
Este terapeuta es un ejemplo de entrega y amor por la tierra que lo vio nacer, quien hoy se destaca como un excelente profesional. Fausto partió en 1984 a Kiev, antigua Unión Soviética, para estudiar Educación Física y Deporte.
Desde su juventud fue un hombre destacado, fue exmiembro de la selección nacional de atletismo (1981-1984), en ese año partió a Kiev favorecido por una beca para estudiar Educación Física y Deporte.
Fausto relató a Ricardo Alvarado, embajador nicaragüense en Finlandia, parte de su vida de dedicación y esfuerzo que fue la clave que hoy por hoy lo convirtió en un prestigioso masajista deportivo, acupuntor, maestro de Shiatsu y egresado de Osteopatía Ortopédica.
“Con la selección nicaragüense de atletismo participé como mediofondista en eventos internacionales en Cuba (Memorial Barrientos) y Costa Rica. Para ese entonces trabajaba en TELCOR y empecé a estudiar Física en la universidad. Posteriormente obtuve una beca para estudiar en Kiev (1984-1990). Ahí conocí a mi primera esposa, finlandesa, y nació Jani, nuestro hijo”, expresó Fausto al diplomático.
En ese mismo momento le mostró su consultorio al embajador nicaragüense en Finlandia, ubicado en el Suomen Urheiluhierojaopisto (Instituto Finlandés de Masaje Deportivo), en la capital, Helsinki.
“En 1990 regresé a Nicaragua para cumplir con el compromiso que tenía con la Revolución, pero no conseguí trabajo debido a los cambios políticos que surgieron en esa época, entonces tuve que emigrar a Finlandia, en tiempos de recesión en este país. Tampoco aquí encontré empleo para ejercer mi profesión, por lo que trabajé en otro tipo de actividades, como metalmecánica y vidrio”, comentó el terapeuta nicaragüense.
Cabe resaltar que el exitoso nicaragüense fue miembro destacado de la Asociación de Amistad Nicaragua–Finlandia, tomó asignaturas de doctorado en 1998 en la Universidad de Kuopio (en la región central del país nórdico).
Ha realizado desde el año 2002 cursos de especialización en Shiatsu (masaje terapéutico japonés), Masaje deportivo, Acupuntura y Osteopatía Ortopédica.
“En 2005 comencé a trabajar en el Suomen Urheiluhierojaopisto, lugar donde, además de tener mi consultorio, enseño a las nuevas generaciones de masajistas deportivos. Cada año se gradúan de 60 a 70 personas en este centro”, dijo el experimentado nicaragüense.
Luego de un recorrido por las aulas donde imparte clases, Pérez Chaley respondió amablemente a preguntas realizadas por el embajador Alvarado.
Aquí se las plasmamos la conversación del exitoso nicaragüense terapeuta.
¿Qué tipo de personas acuden a su consultorio?
— Pacientes con problemas en la columna, cuello, casos de rehabilitación. Deportistas profesionales, jugadores de hockey sobre hielo (deporte en el que Finlandia es una potencia mundial), miembros de la selección nacional de Suunnistus (deporte de orientación, de origen escandinavo). También empleados de oficinas, empresarios, pensionistas, un abanico diverso de personas con diferentes necesidades.
¿A cuántos pacientes atiende al día?
— Atiendo de seis a ocho personas por día. El 95% de mis pacientes son finlandeses. Gracias a Dios mis servicios profesionales son requeridos; por lo general, dada la demanda, se debe concertar la cita con un mínimo de cuatro semanas de anticipación.
Usted ha realizado diferentes cursos. ¿Continúa especializándose?
— En 2008 obtuve el título de Acupuntor y en 2013 viajé a Pekín, China, a tomar cursos en ese campo. En 2012 terminé mis estudios de Osteopatía Ortopédica en la OOKK (Escuela de Osteopatía Ortopédica de Helsinki). Tengo pendiente la presentación de mi tesis. La especialización constante es requisito esencial para seguir adelante en esta profesión.
¿Cómo se siente en Finlandia?
— Totalmente integrado. Esta es una sociedad justa y equitativa. Creo que si uno lucha, si se esfuerza, se puede triunfar en cualquier campo y en cualquier país, independientemente de la nacionalidad. Y los nicaragüenses somos luchadores, gente de corazón, solidarios, valores que son altamente apreciados en estos países.
¿Cómo se vincula con Nicaragua?
— He pasado más de la mitad de mi vida en estos lugares, pero me siento tan nica como el pinol y muy orgulloso de serlo. Trato de hacer todo lo que está a mi alcance para ayudar a nuestro país, impulsamos proyectos con la Asociación de Amistad, también promovemos nuestra cultura, he visitado las escuelas para hablar sobre nuestra tierra y seguimos y seguiremos enarbolando con amor y lealtad nuestra bandera.
¿Ha visitado Nicaragua últimamente?
— Claro que sí, en diciembre pasado. Visité a mi madre y mis hermanos en Ciudad Sandino. A mi padre lo conocí por primera vez en 2011. Nuestra tierra es maravillosa, sus bellezas naturales, su comida, el calor humano de nuestra gente es algo que cala bien hondo, imposible de olvidar.
Lo hemos visto friendo queso y tajadas de plátano en los eventos culturales en Helsinki, en los que participa la Asociación de Amistad…
— Sí, pero no tienen el mismo sabor. Las tajadas nunca nos quedan igual a las hechas en las fritangas de nuestros barrios. La cultura culinaria nicaragüense es única.
¿Tiene pasaporte finlandés?
— Conservo mi pasaporte nicaragüense. No he tenido problema alguno para residir y trabajar en este país, y ya llevo viviendo aquí más de 25 años.
¿Regresará a vivir a Nicaragua?
— Tal vez más adelante, quizás para mi retiro, con Päivi, mi esposa. Tal vez antes, nunca se sabe. En todo caso, el vínculo está aquí (se señala el corazón), inamovible, lo llevo bien adentro de los huesos, y usted sabe que le hablo con propiedad porque conozco los secretos del esqueleto.
¿Algún mensaje para las nuevas generaciones?
— Uno debe luchar por convertir en realidad sus sueños. Los sueños y la perseverancia van de la mano. Las únicas barreras están en la mente. Y algo fundamental: el amor a la patria, hasta el final y después del final, debe estar siempre en la médula. Finlandia es mi segunda tierra, y estoy muy agradecido con este noble país que me acogió, pero Nicaragua es y será siempre mi patria.