Quibi, el servicio de streaming de videos cortos lanzado en abril en Norteamérica por Jeffrey Katzenberg, exjefe de Disney, anunció este miércoles su cierre, así como la reventa de su catálogo y otros activos a consecuencia de la pandemia, pero también de su modelo económico.
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"El mundo ha cambiado radicalmente desde el lanzamiento de Quibi y nuestro modelo económico ya no es viable solo", indicó en un comunicado el fundador de la plataforma, quien había logrado atraer a varias estrellas como Steven Spielberg y Jennifer López para producir películas y series.
"Teníamos en mente crear la nueva generación de formatos narrativos", recordó Meg Whitman, la directora general de la compañía, en una carta abierta.
"Por lo tanto, con el corazón apretado anunciamos hoy que vamos a ralentizar nuestras actividades y a tratar de vender los contenidos y activos tecnológicos", continuó.
Sus videos de máximo diez minutos estaban concebidos como bocados (Quibi es la contracción de "quick bites", bocados rápidos en inglés) para ver durante un desplazamiento, por ejemplo. Pero las medidas de confinamiento provocadas por la pandemia de coronavirus han favorecido más a las plataformas en todas las pantallas y formatos largos tradicionales.
Los rumores sobre un posible cierre de Quibi circulaban ya desde septiembre en la prensa estadounidense. Según el sitio The Information, Jeffrey Katzenberg habría realizado ya propuestas para venderle su catálogo a Eddy Cue, uno de los vicepresidentes de Apple, al responsable de WarnerMedia, Jason Kilar, a la jefa de la aplicación de Facebook, Fidji Simo, o incluso a NBCUniversal. Pero sin éxito, según las fuentes de la publicación.
"Fracaso"
Quibi había realizado una fuerte apuesta con 50 programas disponibles desde el primer día y largometrajes pagados hasta 100.000 dólares por minuto, como las grandes producciones de Netflix.
La plataforma acumuló más de un centenar de series originales y está presente en dos millones de móviles, según el comunicado.
Pero el éxito no ha llegado debido a una "conjunción" de dos razones, según Meg Whitman: "La idea no era suficientemente sólida para justificar un servicio de streaming completo", y el "calendario".
"Nuestro fracaso no ha sido por no haberlo intentado: hemos contemplado y agotado todas las opciones disponibles", explicó.