La alegría, creatividad y felicidad de los niños y niñas llevo a una estudiante de mercadotecnia a convertir un proyecto social en un emprendimiento, Panadería INTI.
Los rayos del sol se han encargado de despejar el cielo y eliminar cualquier intención de llovizna que quiera mojar la tierra y nublar el día de trabajo que lleva encaminado el señor robusto y alto de poco hablar, junto a la mujer de ojos claros, cabello crespo suelto rubio con raíces oscuras y una voz fina. Acompañados van casi al mismo compás, salpican con harina espolvoreada sobre la mesa metálica donde extienden la masa, que ha sido mezclada previamente, apoyados por el rodillo estira, dobla, estira dobla… hasta dejar una masa homogénea y suave para comenzar a preparar las empanadas de queso.
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Mientras ralla el queso, su mirada se pierde en el horizonte, transmitiendo una sensación del recuerdo de su primera vez en la panadería INTI, que antes de serlo cumple con la función social de enseñarle a los niños, de barrios aledaños a la zona de Las Colinas, el oficio del panadero. Rememora que cuando le encomendaron el proyecto no sabía absolutamente nada de las labores y quien iba a enseñarle tuvo un accidente trágico.
Llena de frustración, pensó por un momento en dejar todo abandonado, pero teniendo como motor principal el cariño y la ternura de los niños que asisten a las clases, mantiene firme el paso, indagando y a través de videos tutoriales aprende de la mano de los pequeños. Tiempo después se incorpora un ángel, como llama Katty Estrada a don Manuel, ahora su mano derecha en la cocina y quien prepara junto a ella más de 15 variedades de panes entre dulces y salados para todos los gustos.
La elaboración inicia desde las 8 de mañana con la mezcla de los ingredientes en la enorme batidora industrial, que ayuda a reducir los tiempos y agilizar el trabajo para pasar al proceso de amasado y fermentación, luego la masa se moldea en la forma deseada y en dependencia de la misma el pan es decorado y barnizado con clara de huevo para darle la presentación, posterior pasa por la cocción de la masa mediante bandejas que se introducen en los hornos a temperatura elevadas reguladas, de tal manera que el resultado sea delicioso para el paladar.
Ahora solo se conserva la vieja cocina de cuatro quemadores con horno que muy poco o casi nada se utiliza en el proyecto que se convirtió en un emprendimiento cuando Katty Estrada Rodríguez estaba finalizando su carrera de Mercadotecnia y decidió potencializar el proyecto educativo para dar a conocer Panadería INTI, nombre en quechua del Sol, que tiene sus orígenes en la civilización Inca, pero interpretado por Estrada como el rayo de luz que contribuye a la educación de la niñez.
Así el proyecto social, que funge en apoyo del Centro Educativo Angelita Morales Avilés en donde se les brinda educación vocacional a los adolescentes, da origen a Panadería INTI creándole un logo, diseño de su página en Facebook y la adquisición de sus números telefónicos para atender cualquier pedido de eventos, reuniones, capacitaciones de lo que se solicite y a la hora que se necesite.
Estando siempre disponible para atender a la clientela, tiene dentro de sus anécdotas las peticiones de pasteles el mismo día del festejo, asegurando un sí que logra vencer al reloj, sin dejar de un lado la calidad que una buena torta requiere para dejar en el gusto y en la mente un buen recuerdo.
El arte de este oficio lleno de sabores, olores y variedades, demanda un importante trabajo de fuerza física, así como de delicadeza para darle forma al pan, repostería, bocadillos, pasteles y pizza que diariamente pueden disfrutar los clientes no solo en la Panadería INTI, ubicada en la primera entrada a Las Colinas, sino en el Centro Cultural Cooperativo Cipres donde tienen presencia sus productos.
Más allá de la preparación y venta del pan o la fabricación de pasteles, dirigen sus esfuerzos en darse a conocer, aspirando en el futuro poseer un local donde grandes y chicos lleguen a disfrutar de un buen postre o simplemente darse el gusto de sumergir su pan en el café o la leche.
Ya el queso fue mezclado, puesto con medida y está dentro del medio círculo que es bordeado por un cordón de dobleces de la misma masa, con un toque de azúcar y ya bañado en barniz pasa al horno, solo restan unos minutos para que estén listos, el olor a pan caliente se siente desde lejos y te invita a probarlo.
