Los ojitos negros saltones y su boca sonriente te dan la bienvenida, mientras le vas dando la vuelta a su amarillo vibrante, ya en las ventanas del lado del conductor ves a los niños y niñas que esperan ansiosos la apertura de la Combi clásica Volkswagen de 1974 que dentro de pocos minutos despliega su techo desmontable que funge como pizarrón para enumerar los 4 pasos que dictan los ingredientes de cada pedido que se servirán en la barra donde antes estaban los chavalos caricaturescos plasmados en los vidrios.
Bien uniformada y con libreta en mano, una señora de tez clara, ojitos de ternura, cabello crespo blanco se acerca a sus clientes para comenzar a tomar la orden, es Silvia Meléndez Jirón de 64 años de edad quien junto a dos de sus tres hijos emigró de Guatemala hacia Nicaragua por cuestiones de salud y seguridad, ya aquí vieron resplandecer una buena oportunidad para emprender, tanto así que vendieron su casa en el país hermano e invirtieron el dinero para ofrecerle a los nicaragüenses helados en rollos de una manera diferente.
Los helados están conformados por 8 rollos que pueden ser servidos en un tazón, taco de galleta o cono, según lo prefieras, con mezclas variadas como fresa, mantequilla de maní, cerecitas, chocolate, entre otros ingredientes que endulzan el paladar de los pequeños y los de aquellos que llegan a 200 mts al oeste de la Rotonda Universitaria a evocar su infancia en Magic Frozen, Rolls & Bubble Lab (Laboratorio de rollos y burbujas).
Para el hijo de Meléndez, mentor del nombre que hace alusión a la magia que surge en el laboratorio de preparación y a quién cariñosamente conocemos en las redes como el Chefcito Sebastián, no fue fácil llegarse a convertirse en el mago de los Ice Cream Rolls (helados en rollos), aprendió y perfecciono la técnica gracias a los tutoriales de YouTube y a los procesos de degustación realizados con sus vecinos, sus mejores críticos.
Con el pasar del tiempo, Magic Frozen ha integrado dentro de su menú productos a base de arroz con leche, realizando fórmulas químicas que no sean muy dulces, sino lo suficientemente cremosas para poder hacer rollos, pero sin ser grasosas, enganche que ha permitido que los clientes que prueban el helado, regresen por otro.
La familia Meléndez, con Silvia a la cabeza, sorteó obstáculos desde cambiar su mentalidad guatemalteca del cómo ver las cosas hasta aprenderse las direcciones y cumplir con las reglas legales para constituir su negocio, siendo un ejemplo vivo de su propio credo. “El emprendimiento no es de país, sino de personas optimistas y no de pesimistas, los pesimistas siempre suponen situaciones de manera negativa, en cambio el optimista busca alternativas para que las oportunidades se abran", comenta.
La madre luchadora que inspiro la formación de Magic Frozen y despertó la creatividad de sus hijos ya tiene nuevos retos para la familia, entre los que destacan integrar unos riquísimos elotes de una manera mágica como todo lo que hace en el colorido laboratorio de la combi amarilla, que impregna sabores únicos en cada rincón del país que visita.