La voz ronca y chillona del hombre tostado por el sol que repite incesantemente como disco rayado “Masaya, Masaya, Masaya”, guiaban la ruta a seguir para la joven de tez clara, ojos negros, cabello castaño oscuro y semblante amigable, quien, a petición de su abuela, fervorosa religiosa y una de las habitantes más antigua del municipio de Tipitapa, ubicado en la “Cuenca de los Lagos” de Nicaragua, se disponía a realizar las compras de los artículos tradicionales para uso propio de su antecesora.
Acompañada de su tía, abordó por primera vez el bus que la llevaría a un destino impregnado de costumbres y tradiciones de su tierra, el Mercado de Artesanías de Masaya. En el entorno de los antiguos muros restaurados de la época neocolonial se aprecian juguetes, objetos decorativos de madera, barro o marmolina, así como los accesorios de bisutería y fueron estos precisamente los que llenaron de un brillo especial su mirada.
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Vivien Avilés recibió un flechazo a primera vista y encontró en la bisutería algo más que un “me gusta”, le llamaron tanto la atención que no solo se conformó con admirar las piedras de diferentes colores que portaban los collares o las pulseras, sino que se dijo: “Yo quiero hacer eso también”, entonces empezó a comprar piedras pequeñas, a montar una sobre otra, combinar colores y ¡listo!, ya tenía su primera joya.
Con la práctica fue superando sus expectativas, mejorando la técnica y dejando cada vez más bonitos los accesorios.
La semilla de la curiosidad estaba a flor de piel, buscó lugares donde vendieran otro tipo de piedras para seguir combinando y así inició a realizar bisutería, efectuando sus propias creaciones de la manera que más le gustaba o que le solicitaban sus clientas, pero cuando llegas a apasionarte por algo que realmente te interesa, buscas ir cada día más lejos hasta que sucede lo inesperado.
Terrible noticia
El día que le dijeron que iba a morir, Vivien salió perpleja de aquel consultorio, cómo asimilar que ayer por la noche disfrutaba del amor de sus seres queridos y ahora llevaba la pesada carga de una funesta noticia que exterminaba por completo sus momentos de felicidad a futuro, un tumor en el páncreas se apodera de su organismo y las únicas esperanzas de vida eran nada más que 6 meses.
La carrera contra el reloj comenzó. Avilés hija única, casada y madre de una preciosa niña se aferraba a la vida, pero otras veces se desvanecía, sumergiendo los esfuerzos a las ideas preponderantes que no hay nada más que hacer que rendirse a la muerte. Sin embargo, el apoyo de su familia y tras una operación en la que todo se fue desarrollando para bien, pese a las adversidades económicas, logra salir adelante manteniendo las debidas precauciones sin bajar la guardia.
Ya reposando en aguas más tranquilas, la triunfadora retoma el curso de su vida. Una tarde revisando Facebook, Vivien se encontró con una publicación de una empresa panameña que anunciaba la apertura a la convocatoria para impartir su primer curso en la técnica del alambrismo, que consiste en la manipulación de la joyería de alambre o hilo de metal complementado con el uso de piedras preciosas o semipreciosas.
Sin duda alguna la oportunidad de su vida tocó su puerta, rápidamente inicia las indagaciones sobre el valor, día y hora del curso. Los costos son altos, primero tendría que viajar, alejándose de su pequeña de dos años de vida, algo que para una madre cabeza de familia es muy difícil, además en ese momento estaba trabajando y no tenía mucho tiempo disponible.
Sin nada más que la ilusión y el deseo de aprender, después de varias noches de analizar su situación para alcanzar su mayor meta, se pone en contacto con un tío en Panamá, quien le da la idea de trabajar y estudiar al mismo tiempo, oportunidad que le permite seguir manteniendo a su familia y perseguir sus sueños.
El esfuerzo y sus frutos
Tras horas de estudios, aprendió lo esencial del alambrismo en Panamá, los nudos básicos que pueden combinar con bisutería para dar un toque más distinguido a la pieza. Ya de regreso a Nicaragua su sed de aprendizaje era mayor, no quiso quedarse con lo básico, así que optó por continuar sus estudios, se contactó con reconocidos diseñadores mexicanos, quienes le impartieron clases en línea, culminando con éxito el séptimo nivel del alambrismo y comprometiéndose con palabra y acción. "Nunca más vuelvo a trabajar, porque para mí esto no es un trabajo, este es mi hobby, esto es lo que amo hacer”, rememoró orgullosa la originaria del municipio de Tipitapa.
Las técnicas o niveles en el alambrismo son infinitos, en cada una de las piezas que elabora Vivien hay tres elementos fundamentales: primero, un buen balance entre el color y la forma de la pieza; segundo, puede ser adaptado a la persona en el caso que la desee personalizada; y tercero, el cliente tiene la plena seguridad que no solo es una pieza que nunca pasa de moda, sino que su diseño no se repetirá, ya que son estilos únicos.
Resugir como Fénix
En la mitología griega el Fénix es un ave de larga vida que se regenera cíclicamente o en una expresión más común nace de nuevo resurgiendo entre las cenizas, exactamente lo que le paso a Vivien en su batalla cuerpo a cuerpo con el cáncer de páncreas, o bien, lo que ella hace cuando convierte un alambre que a simple vista parece insignificante, pero al momento de ser moldeado se convierte en una joya digna de admirar. Esos dos patrones fueron condensados en Fénix Joyas, arte a mano, nombre con el que materializó su sueño, tras afrontar el reto de darse a conocer en el mercado nacional.
Dio sus primeros pasos en la reconocida plataforma de Nicaragua Diseña. “Tenía un poco de temor, porque nadie más en Nicaragua hace este trabajo, entonces la gente no sabía del alambrismo, pero me di la oportunidad de explicárselo a cada cliente que se acercaba”, relata la mujer de 36 años a quien el “me gusta” se le convirtió en una pasión tangible como el pan de cada día, y ante el desafío tuvo la oportunidad de conformar su primera colección que denominó Sofía, en honor a su hija Milagros Sofía.
Hoy en día para Vivien sus 6 meses de vida se han convertido en 12 años de dedicación por el mundo de la bisutería y el alambrismo, tiempo que le ha permitido surgir como el Ave Fénix en cada dificultad, teniendo la visión de no solamente ofrecer su joyería en línea buscándola como Accesorios Fenix en sus diferentes redes sociales, sino compartir sus conocimientos con apasionados igual que ella.
Y aunque en la actualidad está en proceso de la creación de su tercera colección, la diseñadora contempla la idea de trabajar los materiales que ahora importa con artesanos nacionales para garantizar no solo la accesibilidad de sus prendas, sino el hecho de ser completamente elaboradas en el país que la vio surgir como la reina del alambrismo.