Pan de Aliño: Una «broma» que se convirtió en emprendimiento

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Su compromiso trascendió más allá del matrimonio, unidos han encontrado el apoyo y conformado la sociedad perfecta para dar vida a la receta familiar y convertirla en Pan de Aliño.

Se define aliño en la jerga popular nicaragüense como la acción de brindarle un detalle a los visitantes antes de partir, de preferencia suele referirse específicamente a los alimentos.

Ana Carolina Quiñónez de 33 años, licenciada en Ciencias Políticas, tiene desde el seno familiar los conocimientos en el arte del horneado, relata que su torta de elote no solo enamoró a su esposo, también a familiares, amigos y a su suegra.

Cuenta que todo inició con un comentario a manera de broma con una de sus amigas: “Pan de aliño: cuando nace estamos en un momento, en un país bien difícil, pero eso también va ligado a lo que ha sido mi filosofía que es el tema que de las crisis uno saca o aprovecha para poder emprender, en este caso nosotros hicimos esto con Pan de Aliño y sacando la base de lo que nosotros hacíamos para la familia, entonces nosotros estábamos, paradójicamente es una historia bien bonita porque yo estaba acompañando a una amiga en una de las ferias y yo por molestar le dije mirá voy a venir a vender mi torta de elote y ella me dice, claro que sí y me hizo el contacto con una persona del Ministerio de Economía Familiar”, asevera Quiñónez.

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Su primera vez estuvo cargada de experiencias, nos comenta que no estaba preparada con el dinero para los vueltos, ni mucho menos para los encargos que en ese momento le hicieron sus primeros clientes. “Sí, hemos tenido nuestros tropiezos, obviamente porque no teníamos la escuela de un negocio, lógicamente. Hemos venido aprendiendo, en muchas ocasiones perdimos productos, talvez porque desconocíamos el cuido que se le tiene que dar a ese producto. Una de las anécdotas más chistosas para nosotros hoy en día es cuando nos explotó la cocina, porque no contamos todavía con el equipo avanzado, por decirlo de alguna manera o alta tecnología, en el sentido de tener hornos industriales, sino que siempre utilizamos nuestro horno de cocina de la casa y en ese momento la cocina dio 'la queda' cuando explotó", comenta Ana Carolina. 

"Pero han sido obstáculos que no han hecho o no han dicho, vamos a detenerlos porque ya hasta aquí vamos a llegar, al contrario eso nos ha impulsado a querer seguir adelante con este proyecto; a decir bueno, esto simplemente es una prueba que tenemos que superar y buscar soluciones para poder seguir dando nuestro servicio de calidad en nuestros productos”, agrega la emprendedora.

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En esa situación y siendo recientemente madre de un precioso bebé, se vio consumida con el tiempo, las labores del hogar y del trabajo, pero el apoyo de su esposo, Álvaro Murillo, fue incondicional; tanto así que de ser un hombre que no sabía encender un fósforo pasó a aprender las faenas culinarias de la preparación.

“Todo eso también nos ha ayudado a fortalecer nuestro matrimonio y darnos siempre esa palabra de aliento, talvez algo no nos salió como queríamos o creíamos que no nos iba a salir. Esto ha sido algo importante y el hecho de ser jóvenes, mucha gente dirá esto no va a durar mucho porque se van aburrir pronto, al contrario ha sido también el impulso de decir, bueno nosotros como jóvenes tenemos la energía de seguir adelante con este proyecto, además tenemos un bebé, al cual nosotros queremos enseñarle a tener su propio negocio”, manifiesta.

Ante la demanda, pasaron de la torta de elote al volteado de piña, brownie de banano y el más reciente, el de galleta y el pan simple, todos ellos reposan sus bases en una premisa principal que nos revela Ana Carolina. “Nosotros ofrecemos un producto natural y que es por lo menos el 90% nicaragüense y hasta el momento gracias a Dios lo hemos venido haciendo y logrando”.

Mientras tanto su esposo, Álvaro Murillo, basa sus logros en cuatro pilares fundamentales. “El primero es creer en la idea, el segundo es verte y tener paciencia en donde estás llegando, abrirte a la crítica y manejar con sensatez tus recursos económicos y algo que atraviesa, que es como un eje transversal es tu familia”, afirmó Murillo.

Además, subrayó: “Para nosotros la unidad familiar, la posición del producto en el mercado, el posicionamiento del producto en el mercado y el crecimiento que hemos venido teniendo, económico, para poder mejorar nuestra capacidad productiva, considero es elemento que nos hacen ver que estamos siendo exitosos. Ahora el punto es que el éxito uno tiene que mantenerlo, es más, no lo podés simplemente mantener, sino mejorás dejas de ser exitoso”, concluyó el soñador, quien tiene pensado a mediano plazo contar con un establecimiento en físico y a corto plazo está realizando alianzas y estrategias con otros negocios para ofertar la variedad que ofrece Pan de Aliño.