En la primera semana de su investidura, el presidente estadounidense Donald Trump; despidió a un equipo de asesores de la Casa Blanca cuyo trabajo era garantizar que todo el gobierno federal ayudara a las comunidades ubicadas cerca de la industria pesada, los puertos y las carreteras.
«Cada jefe de agencia, departamento o comisión tomará medidas para poner fin, en la medida máxima permitida por la ley, a todas las oficinas y puestos encargados de promover la diversidad y la justicia ambiental en un plazo de 60 días»; recoge un memorando de la Oficina de Gestión de Personal de Estados Unidos.
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Asimismo siguiendo esta línea, Trump eliminó la iniciativa “Justice40” que había creado la administración Biden; la cual exigía que el 40 % de los beneficios de ciertos programas ambientales se destinaran a las comunidades más afectadas.
De este modo, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, según sus siglas en inglés), que ha trabajado para mejorar las condiciones de salud en comunidades altamente contaminadas; a menudo compuestas en su mayoría por estadounidenses negros, latinos y de bajos ingresos, dejará de operar en el país.

Fin de la EPA
Además Rena Payan, directora de programas de la organización sin fines de lucro Justice Outside de Oakland, California, calificó la decisión como “el retroceso de décadas de progreso en la lucha contra la discriminación ambiental”.
Un estudio de la EPA encontró que las personas negras de todos los niveles de ingresos son más propensas a respirar contaminación que causa problemas cardíacos y pulmonares.
Anteriormente, bajo el mandato de Biden, los reguladores redactaron normas de salud pública, normas más estrictas sobre la contaminación del aire y propusieron mandatos para las tuberías de plomo dañinas.
También la EPA, emitió la multa más grande de la historia bajo la Ley Federal de Aire Limpio; y redujo más de 225 millones de libras de contaminación en comunidades sobrecargadas.

Trump y su guerra contra la protección medioambiental
Por tanto en las horas posteriores a su investidura, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que el país abandonaría el Acuerdo de París; fijando así una política en contra de la protección al medioambiente.
El Acuerdo de París es un pacto internacional que estipula que los países sean parte de una causa común de “emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos”; y así, limitar el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2 ºC.
En su orden ejecutiva, Trump argumentó que Estados Unidos se ha unido a pactos “que no reflejan los valores” del país; y que provocan el desvío “del dinero de los contribuyentes estadounidenses hacia países que no requieren ni merecen asistencia financiera”.
En 2024 la humanidad fracasó limitando el calentamiento global a 1.5C, uno de los principales objetivos del acuerdo de parís.
Estados Unidos se retira oficialmente del acuerdo, “ahorrándole al país un billón de dólares”
¿Cuanto van a costar las pérdidas por daños causados por… pic.twitter.com/ZwvykFcQ1Y
— Diego Restrepo (@diegorestrep) January 21, 2025
Cabe recordar que Estados Unidos es el segundo mayor emisor anual de gases de efecto invernadero en el mundo después de China.
Además, según AP; millones de litros de agua contaminada con arsénico, plomo y otros metales tóxicos fluyen cada día de minas abandonadas en Estados Unidos a los lagos y ríos circundantes sin ser tratados.