De acuerdo con el aviso publicado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), la administración de Donald Trump decidió eximir de los aranceles recíprocos impuestos por la Casa Blanca a los celulares, procesadores, discos duros, computadoras y chips.
Por su parte, el periódico estadounidense Bloomberg califica de efímero el alivio arancelario. Explica que dicha excepción se deriva de la orden inicial de Trump; que impedía que los aranceles adicionales aplicados a determinados sectores se superpusieran acumulativamente a los tipos nacionales.
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En ese sentido, señala que representa una señal de que los productos podrían ajustarse pronto a un arancel diferente, «aunque casi con toda seguridad uno más bajo para China»; indica el medio.
Asimismo la exclusión arancelaria recíproca para productos específicos, entró en vigor para aquellos importados a EE. UU. que hayan ingresado al territorio estadounidense o salido de los almacenes en sus lugares de origen a partir del pasado 5 de abril; incluidos los procedentes del gigante asiático.
Trump alivia aranceles
Según la CBP, la medida también aplica para las máquinas empleadas en la fabricación de semiconductores, lo que beneficia a Taiwan Semiconductor Manufacturing Co., entidad que realizó una nueva gran inversión en EE. UU.; así como a otros fabricantes de chips.
La decisión se publica luego de que Trump aumentara al 145 % el total de aranceles aplicados a las exportaciones chinas. Este decreto tendría un impacto en las empresas tecnológicas estadounidenses, incluida Apple, que fabrica gran parte de sus productos en China.
JUST IN:
US President Trump exempts smartphones, computers, and chips from new tariffs, including those imported from China. pic.twitter.com/goGyJB5V6u
— BRICS News (@BRICSinfo) April 12, 2025
Desde luego, la firma trasladó sus fábricas en Asia a EE. UU., así como cinco aviones cargados con sus dispositivos; con el fin de evadir los gravámenes anunciados.
Además analistas en temas financieros indican que el traslado de dicha producción a territorio estadounidense haría inviable el negocio desde el punto de vista económico. Un iPhone fabricado en EE. UU. tendría un costo de 3.500 dólares. Con la manufactura concentrada en el extranjero, dichos móviles se encarecerían, en todo caso, para los consumidores estadounidenses.
