Entre 50 y 60 rescatistas y unidades de perros trabajan constantemente en el sitio, con el respaldo de tecnología de imagen y sonido para localizar bolsas de aire y supervivientes.
Moises Soffer, voluntario de la organización judeo-latinoamericana Cadena International, participa con Oreo, su perra pomsky de casi dos años que está especialmente entrenada para encontrar supervivientes.
“La suelto y ella va a donde quiere. En huecos, espacios donde un adulto no puede ir, en lugares inestables gracias a su peso”, dice su amo, de 36 años.
Si Soffer detecta peligro, el reconocimiento se hace con la correa y la perra marca “la dirección” a seguir.
Oreo puede trabajar de cinco a seis horas de corrido, con interrupciones de 20 minutos. Pero en Surfside, lo hace temprano en la mañana y al final de la tarde debido al calor y la humedad.
Soffer no está autorizado a decir si su perra detectó supervivientes, pero asegura que se quedará “el tiempo que haga falta”.
En búsqueda de supervivientes
Aunque la esperanza de encontrar víctimas con vida disminuye día a día. “Escuchamos escombros que caen, metal retorcido, pero no hemos escuchado ruido humano”, dijo Castro.
“Es difícil, agotador y emocionalmente pesado cuando trabajamos durante horas sin encontrar a nadie”, admitió.
Ante la impaciencia de las familias de las víctimas, incluidos muchos miembros de la comunidad judía, el condado dio la bienvenida a un equipo de diez militares israelíes expertos que se integraron a los equipos de rescate.
Desastres de la naturaleza
Castro recuerda que su unidad tiene experiencia: participó en los trabajos de búsqueda y rescate tras el terremoto de Haití en 2010 y en Nueva Orleans después del huracán Katrina en 2005.
Algunos de los miembros de su equipo también participaron en operaciones de socorro luego de los atentados de Oklahoma City en 1995 y del 11 de septiembre en 2001.