Estados Unidos no tiene una verdadera democracia, y los hechos han demostrado lo contrario de lo que afirma; dijo el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Faisal Mekdad.
«Estados Unidos dice que es el baluarte de la democracia. En los últimos años, han surgido muchos defectos en esta democracia, y no es una verdadera democracia»; dijo Mekdad a Xinhua en una entrevista.
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El canciller sirio criticó duramente la llamada «Cumbre por la Democracia» llevada a cabo el mes pasado por Estados Unidos; argumentando que este no es eligible para «determinar qué país es democrático y cuál no».
«¿De qué democracia hablan los estadounidenses? Creo que estas son meras palabras vacías; que tienen como objetivo principal engañar y aumentar la división en la comunidad internacional»; y tratar de crear ilusionismos en pos de «restaurar la hegemonía de Estados Unidos bajo el pretexto de la democracia sobre todos los países del mundo»; dijo Mekdad.
Estados Unidos robó los recursos naturales de Siria
En Siria, continuó el canciller, Estados Unidos apoyó a los grupos separatistas, robó los recursos naturales del pueblo sirio, como el petróleo, el gas y el trigo; e impuso sanciones unilaterales para afectar la economía y el sustento de los sirios, lo que agravó la crisis del país.
A su vez, dudó si esas sanciones, que «matan» a niños; mujeres y ancianos sirios y tienen consecuencias sobre todo y toda la gente en Siria para lograr los objetivos occidentales, pudieran definirse como actos «democráticos».
Estados Unidos quiere imponer su voluntad al pueblo sirio y que se apliquen las soluciones que considera convenientes; de lo contrario; continúa ocupando territorios sirios y controlando recursos nacionales clave en el país, sostuvo Mekdad.
El titular sirio también habló de los esfuerzos de China por fomentar el diálogo sobre la democracia a nivel mundial; y por forjar profundamente las relaciones democráticas entre los países.
Señaló que a nivel nacional, China busca dejar que el pueblo chino domine su propio destino y en el extranjero; China interactúa con otros países sobre una base «justa y equitativa» y brinda asistencia sin condicionamientos políticos.