Un jurado de Nueva York, declaró a Donald Trump culpable de 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales derivados de un pago para mantener en silencio a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels; sobre un supuesto romance, por temor a que perjudicara sus posibilidades de ganar las elecciones de 2016.
El jurado comenzó a deliberar el martes antes de emitir el veredicto el jueves por la tarde. Su decisión, que les llevó unas siete horas y media, fue unánime; Trump es culpable de los 34 cargos que se le imputan.
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La condena llega en plena tercera campaña presidencial de Trump, que ha organizado en gran medida en torno a la idea de que el presidente Joe Biden; es el cerebro de una vasta conspiración para presentar una serie de causas penales contra él con el fin de obstaculizar sus posibilidades de recuperar la Casa Blanca.
La extravagante afirmación, que ha sido ampliamente adoptada por el Partido Republicano; carece de fundamento. Trump es el presunto candidato presidencial del partido y debatirá con Biden en la CNN a finales de este mes.
Donald Trump ante la justicia
No está claro cómo afectará la condena a las posibilidades de Trump de ganar las elecciones, pero no hay duda de que el veredicto del jueves; y otras presuntas actividades delictivas del ex presidente seguirán dominando la temporada de campaña.
Al igual que Trump fue el primer presidente acusado penalmente, sería el primer delincuente condenado en ganar la presidencia; en caso de que derrote a Biden en noviembre.
El caso del dinero subrepticio, será casi con toda seguridad el único de los cuatro casos penales presentados contra Trump que irá a juicio antes de las elecciones. El proceso fue, cuando menos, agitado.
A lo largo de seis semanas llenas de tensión, los fiscales utilizaron documentos, textos, correos electrónicos, grabaciones de voz y testimonios de testigos; para describir la mentalidad y las acciones de Trump y su círculo antes y después del esfuerzo por silenciar a Daniels antes de las elecciones presidenciales de 2016.
El equipo del fiscal del distrito Alvin Bragg argumentó que las directrices de Trump -en concreto a su antiguo amañador Michael Cohen; el testigo estrella de la acusación en el caso- relativas al pago de dinero por silencio tenían la intención de influir en las elecciones y defraudar a los votantes estadounidenses, y que el pago de 2017 para reembolsar a Cohen se disfrazó con el fin de encubrir un delito.
El jurado, compuesto por siete hombres y cinco mujeres; consideró que los argumentos de la fiscalía eran suficientes para declarar culpable a Trump.
