En pleno desierto de Arizona, oculto entre trapos y camuflado entre la arena y los matorrales abandonan a un bebé de cinco semanas de nacido de origen guatemalteco.
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El agente fronterizo Mike Jones y otros compañeros de la corporación se transportaban en un vehículo todoterreno en Tucson buscando a los migrantes que se separaron de un grupo. Y después los interrogarlos para saber su país de origen.
Entonces, avanzó más en el vehículo y estuvo a punto de aplastar un bulto sospechoso que vio sobre la arena. Eran varios trapos que se camuflaban con el desierto; cuando abrió las mantas descubrió que se trataba de un bebé de apenas cinco semanas de nacido.
De manera que el agente regresó al grupo de migrantes detenidos, y preguntó que de quién era el niño, relató. Además, reviso que no estuviera herido e insistió en conocer quién lo había dejado escondido entre la arena del desierto. Cuando los cuestionamientos subieron de tono, una mujer guatemalteca de 38 años admitió que era su hijito.
Los agentes de la patrulla fronteriza detuvieron a todas las personas, en su mayoría centroamericanas, y los llevaron a una estación migratoria en Tucson, Arizona; para luego proceder con su deportación.
De acuerdo con un comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, tanto la mujer como el bebé fueron procesados y devueltos a México a través de Lukeville, Arizona.
Según estimaciones de la CBP, en Estados Unidos en enero de este año la patrulla fronteriza tuvo «encuentros» con 153 mil 941 migrantes, 14 por ciento menos de los 179 mil 219 que se contabilizaron en diciembre de 2021.