Miles de empleados de la ciudad de Nueva York, en su mayoría bomberos, desfilaron el lunes por el puente de Brooklyn contra la obligación de inmunizarse contra el covid-19 anunciada la semana pasada por la alcaldía.
«¿Acaso le preguntamos si está vacunado cuando usted llama a la emergencia?», «Necesarios ayer, desempleados hoy», rezaban algunas pancartas en medio de una multitud compuesta en su mayoría por hombres.
Los manifestantes rechazan a quienes representan para ellos «el fin de las libertades»: el presidente estadounidense, Joe Biden, y el alcalde demócrata de Nueva York, Bill de Blasio.
Bomberos protestan en Nueva York
Todos los empleados de la ciudad fueron invitados a manifestarse desde el puente de Brooklyn hasta el City Hall, pero los bomberos –dos quintas partes de los cuales no se han vacunado– eran los más numerosos.
Los combatientes del fuego eran reconocibles por las camisetas de sus cuarteles, algunas de las cuales ponían los nombres de los colegas muertos en los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Según el departamento de bomberos de Nueva York (FDNY), 60% de sus empleados estaban vacunados hasta el lunes (unos 17.000), muy por debajo del promedio de los adultos de la ciudad (84%).
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Entre los manifestantes que desconfían de los periodistas, y en medio de numerosas banderas estadounidenses y lemas pro-Trump, John, bombero de 35 años; explicó no estar en contra de la vacuna, sino contra el hecho de que sea obligatoria.
«No quisiera nunca que alguien se sienta obligado a revelar información sobre mi salud»; dijo, sin querer dar su apellido.
Adriane Williams, de 43 años, empleada en las oficinas del FDNY, asegura que no se hará vacunar, aunque tenga que costarle el empleo.
«Es una elección entre mi profesión y mi vida, y tengo que elegir mi vida»; asegura, a pesar de que las vacunas sean consideradas muy seguras por una mayoría de expertos y que los efectos secundarios sean benignos en la inmensa mayoría de casos.
«Pero no debería estar obligada a elegir»; prosigue, al afirmar que teme perder su empleo y hallarse «sin nada», tras haber sido «funcionaria durante 19 años».