Claudine Gay, la presidenta de la prestigiosa Universidad de Harvard, se encuentra bajo intensa crítica y enfrenta solicitudes de renuncia después de su comparecencia el miércoles en una audiencia del Congreso de Estados Unidos sobre el antisemitismo en los campus universitarios.
Esta no es la primera vez que Gay y su institución se ven envueltas en controversias. El conflicto entre Israel y Hamás ha generado tensiones en varias universidades prominentes de Estados Unidos, y Harvard, en particular; ha sido instada por donantes a condenar a los grupos estudiantiles propalestinos.
En la audiencia del martes, Gay y otros dos rectores universitarios fueron convocados ante una comisión parlamentaria que buscaba hacerlos «rendir cuentas» por las «innumerables manifestaciones antisemitas».
La diputada republicana Elise Stefanik comparó los llamamientos de algunos estudiantes a una «intifada» con una incitación al «genocidio contra los judíos en Israel y en el mundo». Stefanik presionó a Gay para que indicara si este tipo de eslogan estaba en contra del código de conducta de Harvard.
Polémica en Harvard
Gay respondió: «Suscribimos un compromiso con la libertad de expresión, incluso de opiniones censurables, insultantes y llenas de odio. Cuando la expresión se convierte en un comportamiento que viola nuestras políticas, incluidas las relativas al acoso y la intimidación, tomamos medidas». Esta respuesta no satisfizo a Stefanik, quien exigió la renuncia «inmediata» de Gay.
El senador republicano Ted Cruz calificó la respuesta de Gay como «vergonzosa», mientras que el profesor de Derecho Laurence Tribe lamentó las respuestas «vacilantes, estereotipadas y extrañamente evasivas» de Claudine Gay.
El columnista e investigador Shadi Hamid también consideró «embarazosa» la respuesta de Gay, representante de Harvard; pero señaló que era porque aceptó la premisa de Stefanik de que decir «intifada» equivale a llamar al genocidio, lo cual consideró ridículo.
«Libertad de expresión»
Gay se vio obligada a aclarar sus comentarios en una breve declaración el miércoles: «Algunos han confundido el derecho a la libertad de expresión con la idea de que Harvard toleraría los llamamientos a la violencia contra los estudiantes judíos».
«Quiero ser clara: los llamamientos a la violencia o al genocidio contra la comunidad judía, o contra cualquier otro grupo étnico o religioso, son despreciables. Estos llamados no tienen cabida en Harvard, y quienes amenacen a nuestros estudiantes judíos tendrán que rendir cuentas»; afirmó.
