El ejército estadounidense dijo el martes que había despedido a 14 oficiales en posiciones de mando en la base de Fort Hood en el estado de Texas (sur) después de una serie de muertes que conmocionaron al país.
Con cinco presuntos homicidios en 2020, esta base militar en expansión, hogar de batallones desplegados en escenarios de guerra, se ha ganado la reputación de ser el puesto más peligroso de Estados Unidos.
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Fue la indignación por la muerte de Vanessa Guillén, una soldado de origen latino de 20 años que desapareció el 22 de abril tras ser víctima de acoso sexual, lo que llevó al secretario del Ejército, Ryan McCarthy, a encargar a investigadores independientes, incluido un exagente del FBI y un exjuez militar, la elaboración de un informe detallado sobre la situación en Fort Hood.
"La trágica muerte de Vanessa Guillén y otros problemas en Fort Hood nos han obligado a realizar un análisis crítico de nuestros sistemas, nuestras políticas y de nosotros mismos", dijo McCarthy al presentar los hallazgos del informe.
Denuncia de acoso sexual
Guillén le había dicho a su familia que no confiaba en la jerarquía militar para dar seguimiento a una denuncia de acoso sexual, y sus familiares habían dudado públicamente de la determinación de los militares de investigar su desaparición. Su cuerpo desmembrado fue descubierto el 30 de junio.
Ese día, un sospechoso del caso, el soldado Aaron David Robinson, se suicidó tras un enfrentamiento con la policía local.
Además, otro soldado, Gregory Scott Morales, había sido declarado desertor cuando desapareció en 2019, a pesar de varias pistas que llevaban al temor de participación en un hecho delictivo. Sus restos fueron encontrados en junio pasado, diez meses después, mientras los investigadores buscaban a Guillén. Al parecer, lo mataron a tiros.