El Buró del Censo de Estados Unidos (EE.UU) anunció este miércoles que cerca de 26 millones de adultos carecen de recursos suficientes para alimentarse, un máximo histórico desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19.
La cifra se traduce en que uno de cada seis personas, incluido uno de cada cuatro niños, experimentan inseguridad alimentaria este año, una devastadora cifra en comparación con los 35 millones antes de la pandemia del coronavirus.
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Según el funcionario del Buró del Censo, Joel Berg, esta es la peor crisis de hambre en los tiempos modernos de Estados Unidos. “A menos que el gobierno federal haga algo grande y rápido, veremos condiciones de hambre como este país no ha visto desde la Gran Depresión”.
La organización proyectó el impacto de la Covid-19 en la inseguridad alimentaria con una tasa de desempleo anual del 10.5 por ciento y una tasa de pobreza del 14.4 por ciento. Investigadores de la Universidad de Northwestern estiman que la inseguridad alimentaria en EE.UU se duplicó solo en los primeros meses de la pandemia.
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Además se supo que los niños en particular perdieron el acceso a comidas gratuitas o de precios reducidos y la mayoría de las escuelas están cerradas para el aprendizaje en persona durante la mayor parte del año.
La asistencia federal y los beneficios de empleo aumentaron en alguna medida, lo que alivió un poco la situación, al igual que la reapertura inicial de empresas. Sin embargo, la mayor parte de la ayuda del Gobierno se gastó y hasta 12.000.000 de trabajadores perderán sus trabajos.
La investigación también destacó que los afronorteamericanos son algunos de los más afectados por el efecto de la pandemia en la inseguridad alimentaria. El Buró del Censo informó que, alrededor del 22 por ciento de los hogares de familias negras dijeron que pasaron hambre durante la última semana.